sábado, 29 de agosto de 2009

Cumbre o la Historia de un fracaso






Definitivamente las altas expectativas en materia de política exterior venezolana terminan en enormes frustraciones. La cumbre de Unasur celebrada el 28 de agosto estuvo precedida por una escalada verbal de Venezuela contra Colombia, anticipando una dura jornada cargada de adjetivos calificativos subidos de tono.

La tensión podía sentirse a través de las cámaras de televisión. No sólo por la ausencia de relaciones diplomáticas entre Ecuador y Colombia, por el "congelamiento" entre Venezuela y Colombia, la evidente molestia de Brasil, el cinismo de Peru, el silencio de muchos, la pobreza del lenguaje y el discurso de otros daban cuenta de un estrepitoso fracaso para los guerreristas, un tropiezo para los albistas, soledad para los extremistas y triunfo para los centristas. Papel destacado para las damas de la región, demostraron con creces su liderazgo, conocimiento y capacidad para las alianzas.

Comentario aparte merece nuestra delegación, molestia y ausencia de preparación, fueron evidentes. Pero lo que resulta inaceptable, bochornoso e inexplicable es la presentación de un documento "académico" de facil acceso y análisis ondeado como prueba irrefutable y "oficial" de la expansión norteamericana en Latinoamérica.

En un juego de suma variable anotemos puntos a Colombia, quien no cedió un milímetro en su postura inicial, Uribe y su Cancillería presentaron sus argumentos haciendo gala de experiencia, seriedad y evidencias. Le acompaño Perú con contudencia y no poca sorna; obtuvo comprensión de Chile y Brasil. Menos comprometidos públicamente Uruguay-Paraguay y jugando en 2 tableros Argentina. Los Albistas (Bolivia, Ecuador y Venezuela) aparte de las consabidas bravatas y metidas de pata terminaron suscribiendo el documento.

Al final, en medio de ausencias, molestias, premuras y regaños se acordó un texto que ni condena la presencia de tropas norteamericanas, ni ordena el estudio del acuerdo entre Colombia y Estados Unidos, ni rechaza las bases, ni nada.

Ya habrá otra Cumbre, otra foto, otro escenario, otro tropiezo y seguiremos reseñando la historia de un fracaso, al menos hasta que soplen vientos de cambio de personajes en latinoamérica Unasur será un dechado de buenos propósitos, un club de amigos y no un grupo de Estados comprometidos con los intereses de la región.