jueves, 6 de agosto de 2009

Venezuela y Colombia



Atendiendo a la cordial invitación formulada por el Centro de Formación Arístides Calvani, el IFEDEC, la Fundación Rómulo Betancourt, la Fundación Gual y España y otros grupos, tuvimos la oportunidad de compartir panel con Elsa Cardozo, Juan Carlos Sainz Borgo, Gonzalo García Ordoñez y, el decano en el tema Pompeyo Marquez.

Se realizó un extenso análisis de los diversos aspectos de la relación bilateral, desde los ciclos históricos y el manejo de la política exterior con Colombia, pasando por los aspectos legales, tratados y acuerdos vigentes, la complejidad de lo militar, la geopolítica del conflicto para que finalmente el ex-ministro de Fronteras culminara de armar el rompecabezas a veces claro a veces turbio de este vecino necesario, imprescindible y conflictivo.

Estamos en un mal momento, preocupa la recurrencia de las crisis y el corto período entre una y otra. Lo lamentable es que el elemento desecandenante de éstas sea el mismo: Las FARC.

La aparición de armamento militar venezolano en manos de estos narcoguerrilleros no es nada novedoso, lo llamativo en esta oportunidad es que no son fusiles, municiones o granadas que algún miembro de menor jerarquia hubiera vendido en la larga frontera de 2.219kms que compartimos. Se trata de armas capaces de causar destrucción y con alto poder de fuego. Las explicaciones dadas no resultan para nada convincentes y lejos de aclarar, oscurecen.

El emplazamiento de tropas norteamericanas en 7 bases militares colombianas, es una amenaza directa para las FARC y el ELN, así como para los cárteles de la región. No para los gobiernos democráticamente electos.

Revisar el Plan Paéz se convierte en una tarea prioritaria, o mejor necesaria para comprender la dimensión militar de las hipótesis de conflicto, o de la guerra del siglo 21 en el socialismo del siglo 19.

El comercio binacional, en el punto más bajo para Venezuela y que comenzaba a reanimarse despúes de los Acuerdos de abril se afecta de manera directa con esta nueva escalada, dejando a 500.000 personas sin empleo sólo en nuestro país.

La respuesta: congelamiento, anulación de lo pactado, descalificación, sólo falta, movilización de tropas y cierre de las fronteras.

Que sucederá, nadie lo sabe. Pero aspiramos a que vuelva la cordura, sinderesis y tolerancia entre los mandatarios, por el bien de sus connacionales, que se privilegie la relación comercial sobre la militar.

Esta crisis quizás dure un poco más que las otras de los últimos 3 años, tanto allá como aquí, el ritmo de las encuestas y de las elecciones marcarán las horas de este divorcio con hijos que es nuestra relación con el vecino.

Nota final: El testamento de Manuel Marulanda "alerta que camina por América Latina".