lunes, 19 de abril de 2010

Entrevista Diario El Nacional 19 de abril de 2010


SESIÓN SOLEMNE La presidenta de Argentina ofrecerá su lectura de la Independencia en la Asamblea. Cuatro analistas coinciden en que la afinidad entre ambos gobiernos es más económica que ideológica

19 DE ABRIL DE 1810

El presidente Hugo Chávez había dicho que la presencia en Venezuela de su par argentina, Cristina de Kirchner, coincidía con sus encuentros trimestrales para consolidar las relaciones económicas, políticas y sociales. Más premeditada sería la coincidencia de la celebración del Bicentenario de la Independencia de Venezuela con otra cumbre de jefes de Estado de la ALBA. En todo caso, surge una duda: ¿por qué se eligió a Cristina Fernández de Kirchner entre todos los aliados del hemisferio para que ocupara la tribuna de oradores de la Asamblea Nacional durante la sesión especial que se realizará hoy para recordar la gesta del 19 de abril de 1810? Una semana después, cuando la presidenta del Parlamento anunció formalmente la deferencia hacia Fernández de Kirchner unilateralmente decidida por Chávez, se refirió a "la vigencia del proyecto integracionista de Bolívar". La expresión de Cilia Flores corresponde a la leyenda dorada sobre las relaciones entre los gobiernos de Venezuela y Argentina; la leyenda negra (verificada por un tribunal estadounidense y pendiente de aclaratoria en los juzgados venezolanos y argentinos) tiene como episodio más escandaloso el aporte de 800.000 dólares, tomados de las arcas de Pdvsa y trasladados en la maleta de Guido Antonini, para la campaña presidencial de Cristina.

María Teresa Belandria, especialista en Derecho Internacional Económico y de la Integración, abre fuegos: "Sobran razones para que Cristina Fernández sea reconocida en su país como una abogada de cobranzas exitosa, una diputada controversial, una senadora que apoyó las privatizaciones, una primera dama con influencia en dos poderes del Estado y ahora una presidenta en funciones. Pero nada de ello la califica para ser la oradora de orden en un acto de profundo contenido patrio".

Elsa Cardozo, fundadora del posgrado en Relaciones Internacionales y Globales de la Universidad Central de Venezuela, opina que la distinción que se le ha hecho a Fernández de Kirchner no corresponde a un gesto genuino de solidaridad: "Es una invitación acompañada por discursos y gestos de guerra y antecedida de relaciones marcadas por el mensaje ideológico y el cálculo geopolítico. En estas circunstancias, la selección de la oradora de orden es parte de una iniciativa que empobrece el sentido que pudiera tener el recuerdo de la amplia convocatoria que hace 200 años dirigieron ilustrados civiles venezolanos a todos los Cabildos de América desde Caracas".

¿Quién gana? Belandria sostiene que la tribuna concedida a Cristina de Kirchner sería una más de las contraprestaciones que ha recibido luego de que la nación sureña se convirtiera en la nueva gran proveedora de bienes, servicios y alimentos, a propósito de la crisis derivada de la suspensión de las relaciones comerciales entre Venezuela y Colombia.

Afirma que, en términos económicos, la mayor beneficiada es Argentina: "Sus exportaciones a Venezuela ascendieron de 22,74 millones de dólares en 2008 a 1,23 millardos de dólares en 2009. Venezuela ha sido el comprador casi exclusivo de la deuda argentina. A cambio, Chávez ha recibido el apoyo irrestricto de Cristina para un ingreso, todavía incierto, de nuestro país a Mercosur".

La argentina Milagros López Belsué, directora de investigaciones del Centro de Estudios Nueva Mayoría, dice que, en el plano diplomático, la firma de tratados bilaterales es otro indicador del fuerte vínculo que une a ambos países: "65% de los 238 acuerdos suscritos desde 1911 hasta la fecha ha sido en los últimos casi 7 años.

Durante las gestiones kirchneristas, Venezuela sigue siendo el país del mundo con el cual Argentina firma más acuerdos, aunque el vínculo convencional bilateral claramente se afianza en el gobierno de Cristina de Kirchner (94 tratados), triplicando al que existe con Brasil o Chile".

El también argentino Ricardo López Göttig, director académico del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina, precisa que Chávez es un aliado para la colocación de bonos que suponen la inyección de capitales para el Estado argentino. "El mercado de capitales interno fue destruido por medidas contrarias al derecho de propiedad, por lo que los argentinos desconfían de estas inversiones", explica.

¿Y en términos políticos? Más allá de lo simbólico, López Belsué considera que la designación de la Presidenta argentina como oradora de orden en un acto oficial de conmemoración de la Independencia de Venezuela puede constituir la ratificación de una alianza y el apuntalamiento internacional de la figura de Cristina Fernández: "Su popularidad se ha desplomado a los pocos meses de asumir la primera magistratura, y en el Congreso ya no tiene una mayoría oficialista. Los eventos internacionales se utilizan para realzar la figura de los presidentes, con lo que sus traspiés domésticos pueden compensarse con el protagonismo más allá de las fronteras nacionales".

López Göttig afirma que Chávez despierta un gran rechazo en los sectores medios urbanos, profesionales y calificados de Argentina, "porque se le percibe como un bufón".

Aclara que los partidarios de los Kirchner, las fracciones de la izquierda marxista y los movimientos sociales con gran capacidad de movilización y propaganda sí simpatizan con el mandatario venezolano.

Sobre los estilos de gobernar de Chávez y Cristina Fernández, los analistas consultados destacan coincidencias que se expresan en: la centralización, el empeño del Ejecutivo en controlar al resto de los poderes públicos, las críticas al modelo económico neoliberal y la intolerancia frente a la crítica.

Pero, López Belsué y Belandria advierten que no puede olvidarse la cercanía, por decir lo menos, de Cristina de Kirchner con los gobiernos de Estados Unidos e Israel, y su distancia con el de Irán. Diferencias con Chávez que son sensibles y que parecieran indicar que las afinidades son fundamentalmente de orden económico y, en general, en beneficio de Argentina. elopez@el-nacional.com