viernes, 2 de abril de 2010

Próxima Asamblea de la OEA ó crónica de un fracaso


En el mes de junio se reunirá en Lima-Perú la XL Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, el Canciller peruano José Antonio García Belaúnde ya inició los acuerdos preparatorios de la misma, visitando al reelecto Insulza elevó la agenda que será considerada en este importante foro: Paz, Seguridad y Cooperación

La situación actual de nuestro hemisferio y la actuación de Insulza no permiten vislumbrar el resultado, éste quien debería actuar con mayor independencia y firmeza pareciera que recorrerá el mismo sendero de los últimos años.

Si José Miguel Insulza se deja presionar por el Alba (entiéndase Venezuela), y no admite a Honduras como miembro pleno de la organización con su Presidente incluído, si persisten los desacuerdos de Unasur quien sufre del síndrome hegemónico de Brasil y Chile sin el apoyo de Argentina, se concreta la iniciativa de una nueva organización acordada en Cancún, se hacen sentir los cambios de gobierno en Chile y, se devela el nuevo Presidente de Colombia para la fecha, persiste la crisis de Haití y se asienta el acercamiento de Perú con Estados Unidos en materia militar el clima estará al menos enrarecido

Igualmente, si la Asamblea no toma una postura seria y definitiva en torno a la violación de los derechos Humanos en Cuba y eleva ante el Consejo la necesidad perentoria de la visita in loco de la Comisión Interamericana a Venezuela, dibujan para el Secretario un escenario poco propicio para alcanzar acuerdos que beneficien a la región y la OEA terminará haciendo aguas.

Ya Venezuela por intermedio de su representante en la OEA ha comenzado a descalificar el trabajo del Canciller peruano, ya se escucha en los pasillos y en los medios que éste último ha emprendido una campaña desestabilizadora contra el gobierno de Hugo Chavez, es decir, comienza la pirotécnia verbal que avizora fuertes adjetivos en abril y desacuerdos en la Asamblea.

Daremos el beneficio de la duda al reelecto, veremos si logra reivindicar su lugar en la historia y hace valer su condición frente a los Estados a quienes una OEA fuerte les estorba en sus planes de expansión continental.