jueves, 11 de agosto de 2011

Construcción de la Democracia y participación femenina en el mundo árabe




Las recientes revueltas en el mundo árabe han puesto de manifiesto uno de los elementos centrales en el debate democrático: la participación de las mujeres en la construcción de la democracia y en los cambios políticos.

Desde la perspectiva liberal y occidental, la Democracia tiene dentro de sus fundamentos la igualdad de los seres humanos, en esa premisa se asienta la igualdad de géneros y la abundante presencia de mujeres en cargos de elección popular, ejecutivos y hasta presidenciales en Europa y América Latina.

El proceso de incorporación de las mujeres a la construcción política tuvo tiempos diferentes en occidente pero reconociendo en primer lugar su derecho a votar eliminando connotaciones relacionadas con educación o estado civil y en segundo lugar, sin limitar su acción a lo meramente declarativo sino que éstas se incorporaron a la lucha contra las tiranías desde todos los espectros.

Uno de los elementos centrales y donde podemos encontrar las mayores diferencias con el proceso del mundo árabe es sin duda que, las democracias occidentales nacidas de la revolución francesa e instauradas en Europa y luego en América se despojaron del elemento religioso y lograron separar el poder eclesiástico del poder político, vale decir, quien ejerza el poder y ejecuta las obras de gobierno debe hacerlo respetando las libertades de cultos de todos sus gobernados y actuar conforme a la Ley y no a concepciones fundamentadas en la fe.

Fue un proceso arduo y difícil pues la iglesia lucho a fin de no perder su influencia y poder, pero finalmente esa separación permitió el avance de las democracias laicas y con ella la igualdad de género donde las mujeres han obrado de manera determinante para consolidarla como modo de gobierno.
El mundo árabe y las revueltas iniciadas en Túnez, seguidas por Egipto y estancadas en Libia pusieron a la democracia en boca de los manifestantes y a las mujeres en la primera fila de las protestas, no sólo abogan por la apertura política sino por su efectiva participación mas allá del voto en la construcción del nuevo espectro político en sus respectivas naciones.

Las limitaciones impuestas a las mujeres en el mundo árabe tienen un fundamento religioso derivado de la interpretación del Corán, en algunos países de manera restrictiva y en otros de manera extensiva por lo que las diferencias en el tratamiento a las mujeres deriva precisamente del modo como cada nación concibe las enseñanzas teológicas. Como ejemplo de ello observamos a dos destacadas damas Rania de Jordania, esposa del Rey Jordano y la Reina de Qatar, que cumpliendo los preceptos del Islam han llevado su imagen e influencia al mundo entero, no usan velo islámico ni burka y son respetadas, aceptadas y queridas por sus súbditos poniendo cara a las miles de mujeres que deben ocultarlo tras las vestimentas que son obligadas a vestir.

El Islam reconoce el rol igualitario no idéntico y complementario del hombre y la mujer en la procreación de la humanidad. “El Islam le da iguales derechos a la mujer que al hombre, derecho al trabajo, derecho a la educación, derecho a ocupar cargos públicos de los más altos niveles, derecho a la libre expresión de su pensamiento, derecho a la propiedad, derecho a la herencia”

Eso afirman pero en la práctica las mujeres sufren distintos tipos de discriminación y con ello su posibilidad de actuación en la construcción de los cambios políticos en sus respectivos países. Tomemos un elemento objetivo para poner de manifiesto lo que exponemos, el índice de alfabetización. En Túnez nación con la mayor cantidad de estudiantes universitarios del Magreb las mujeres están alfabetizadas en un 65% contra el 83% de los hombres, en Yemén la diferencia es aún más profunda tomando en cuenta que es el país más pobre de la región, sólo un 30% de mujeres está alfabetizada vs el 70% de los hombres. Egipto reduce la tasa pues un 59% de mujeres saben leer y escribir contra 83% de los varones y los dos países donde se acortan las distancias son Libia y Omán cuya tasa de alfabetización femenina es de 73% contra 92% en el primero y 73% vs 86% en el segundo.

Una mujer desinformada, sin acceso a la educación es una mujer incompleta que desconoce sus derechos y carece de las herramientas para elevar su voz cuando estos son violados. En cuanto a la participación política el voto femenino también tiene una serie de condicionantes en las naciones árabes, en Arabia Saudita no pueden sufragar y por supuesto no son elegibles para cargos públicos, amén de que no pueden manejar, trabajar, viajar solas ni presentarse a dar declaraciones en los tribunales sin la compañía de un hombre. En Túnez la activista Lina Ben Meheni una vez derrocado Ben Ali organizó una marcha para que fue impedida por hombres que no admitían tal descaro aún y cuando en esa nación el aborto es legal. En Egipto aún y cuando la Constitución de Mubarak consagraba para las mujeres 64 asientos en el Parlamento, sólo 9 eran ocupados de manera efectiva pues las presiones, el desprecio y la posibilidad de tener consecuencias domésticas impedían que todas ejercieran la legislatura. La igualdad que pregona el Islam es retórica frente a la abrumadora comprobación de los hechos.

Sin embargo, el despertar democrático en el mundo árabe ha contado con la destacada participación de las mujeres quienes sobreponiéndose a la discriminación han sido protagonistas de las revueltas. Imposible olvidar a Neda Agha-Soltan asesinada en 2009, por la milicia Basij del régimen de los Ayatolas persas. y que se convirtió en el símbolo, en la cara visible de la represión que aplicaron para reducir las protestas luego del fraude electoral. También en Irán es mandatorio mencionar a Zahra Rahnavard académica y artista esposa del ex candidato presidencial Hossein Mosavi que levantó oleadas de protesta por un lado y de adhesiones por otro debido al apoyo directo, efectivo y público que dio a su esposo, habló en concentraciones públicas hecho inédito en Irán, apareciendo tomada de la mano de él durante la campaña. En Egipto, Asmaa Mahfouz, en Yemén, Tawakaul Abdel Salam estas mujeres lideraron las protestas y son nombres que comienzan a retumbar más allá de las mezquitas.

La construcción de la democracia en el mundo árabe, deberá atender a sus particularidades, pues debe armonizar la libertad y la igualdad con las concepciones teológicas que imperan en muchos de ellos, en occidente tenemos más de doscientos años intentando separar a la iglesia de los asuntos políticos sin negar su influencia y sin destacar su importancia pero podemos afirmar que Democracia y laicismo son consustanciales al avance de estas.

En la medida que aumenta el respeto por la igualdad de género, la mujer ha logrado destacarse no solo políticamente sino en todos los campos. Ejemplos en América Latina abundan: Michelle Bachelet, ex presidenta y primera mujer Ministro de Defensa de Chile hoy al frente de la Agencia ONU mujer, Laura Chinchilla Presidenta de Costa Rica, Dilma Roussef, Presidenta de Brasil, Cristina Fernández de Kickner, Presidenta de Argentina, Keiko Fujimori ex candidata presidencial de Perú, María Ángela Holguín Canciller de Colombia por solo mencionar algunas, en Europa también las mujeres han tenido y tienen una destacada participación política.


De allí que las dificultades que enfrentaran las mujeres para incrementar su participación política en la construcción de la democracia en el mundo árabe pasan por la aceptación en sus países de la igualdad de género y del reconocimiento pleno de los derechos como ciudadanas, y a la par cumplir los preceptos de la ley sharia, preservar las tradiciones de su fe y armonizar todo ello en medio de la revolución de las telecomunicaciones y de las redes sociales 2.0 que permiten a las mujeres comprender, aprender y conocer los derechos de los que disfrutan sus pares en el planeta y que coloca sus aspiraciones mas allá de los muros de las mezquitas donde aún deben orar separadas de los hombres.

María Teresa Belandria

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