martes, 6 de septiembre de 2011

A diez años del 11 de septiembre de 2011



Publicado en www.runrun.es 6 Sep 2011

El 11 de septiembre de 2001 se produjo el mayor acto terrorista en el planeta que acabó con la vida de más de 3.000 personas en los Estados Unidos de América. Un evento que marcó un antes y un después en las relaciones internacionales y que nos invita a reflexionar al cumplirse 10 años de su ocurrencia.

Cuatro (4) aviones secuestrados por miembros de Al Qaeda (islamistas radicales) debidamente entrenados fueron usados como misiles, dos impactaron el World Trade Center (las Torres Gemelas) en Nueva York, uno en el edificio del Pentágono en Washington DC y otro que sabiendo su destino final, la Casa Blanca, fue desviado y estrellado por la tripulación en un campo en Pensilvania. Sorpresa, dolor, impotencia, indignación y desesperación fueron las imágenes de ese día inolvidable, que marcó en la historia el inicio del siglo XXI y de los conflictos que lo acompañarían: el terrorismo global.

Sorpresa, porque nadie previó a pesar de las amenazas que aviones comerciales de bandera norteamericana volando dentro del territorio de los Estados Unidos serían usados como armas en el corazón financiero y de defensa de esa nación. Dolor e impotencia al presenciar en vivo y directo a seres humanos lanzándose al vacío para no morir quemados, bomberos que perdían la vida intentando salvar a otros, héroes que se inmolaron antes de impactar otro de los objetivos y edificios desplomándose, llenos de vidas sin poder hacer nada al respecto. Indignación frente a la muerte de más de 3.000 ciudadanos del mundo y desesperación al desconocer cuándo, dónde y cómo sería el próximo ataque. El mundo se paralizó.

La respuesta no se hizo esperar, Guerra contra Al Qaeda, despliegue de tropas en Afganistán y Pakistán que representaron nuevos desafíos para la defensa de esa nación interrogantes: ¿Dónde queda el frente de batalla?; ¿Cuáles son los objetivos estratégicos y tácticos? ¿Qué recursos deben desplegarse y donde hacerlo?. El ex Presidente Bush haciendo alarde de su ignorancia sobre el enemigo y sus métodos pero apremiado por las circunstancias, actuó como Comandante en Jefe, ordenó las acciones y exigió resultados. La ofensiva obtuvo algunos logros. En Afganistán, el gobierno del talibán emprendió la retirada (estratégica), se capturaron terroristas en todo el planeta, la CIA actúo a sus anchas mediante vuelos secretos, interrogatorios y torturas admitidas por el Vicepresidente, se enviaron masivamente sospechosos a la cárcel de Guantánamo bajo una legalidad sobrevenida y violatoria de los Convenios internacionales en materia de protección de derechos humanos, para culminar con una apresurada declaración de victoria cuando apenas el conflicto se iniciaba. Igualmente, se emprendió una acción militar contra Irak incomprensible, injustificable y de espaldas a la comunidad internacional, abriendo otro frente de lucha que aún hoy está lejos de cerrarse.

El tiempo daría cuenta de los errores y los aliados de Estados Unidos pasaron a ser el blanco de los terroristas, uno tras otro los eventos se sucedieron frente a la mirada impávida de todos: Madrid (Estación de trenes de Atocha), Londres (metro y sistema de autobuses), India (Bombay, centro financiero, hoteles y transporte). Las agencias de inteligencia comenzaron a articular esfuerzos y así en 2006 Gran Bretaña desarticuló a tiempo el complot para un ataque masivo utilizando explosivos líquidos en aviones. En 2009 se detuvo a un nigeriano con explosivos en su ropa interior. Pero en 2010, un militar-psicólogo norteamericano de ascendencia árabe en Fort Hood asesinó a 13 militares que debían partir a Afganistán. ¿Dónde fallamos?

El planeta se transformó en el teatro de operaciones de los yihadistas, mostrando al mundo capacidad de organización, recursos y un elemento esencial que dificulta cada día más su combate, los terroristas ya no son habitantes de los países donde tradicionalmente se entrenaban, ahora son ciudadanos británicos, españoles o norteamericanos que luego de un proceso de adoctrinamiento son capaces de atentar contra sus propios compatriotas, haciendo el blanco móvil, impreciso y difícil de identificar. ¿Qué hacemos?

Sin embargo, a diez años de ese fatídico 11 de septiembre, hay varias lecciones aprendidas en la lucha contra el terrorismo, entre ellas, que no puede cantarse victoria cuando la amenaza acecha en cada terminal de aeropuertos, puertos, trenes, transporte público, iglesias, mezquitas, mercados y calles; que cualquier persona puede ser un terrorista potencial dispuesto a ataca y a matar; que la guerra tiene ahora tantos frentes como células activas haya, siendo irrelevante la región, la ciudad o el país ya que están se auto financian y su unidad de propósitos está en la interpretación extremista de una doctrina de fe que divide a los seres humanos en creyentes y no creyentes, en infieles que hay que convertir no con la palabra sino con la fuerza; que la tecnología sirve para perseguirlos, investigarlos, combatirlos y acabarlos como quedó demostrado el 1ro de mayo de 2011 con la muerte de Osama Bin Laden artífice de los atentados y cabeza del movimiento yihadista en el planeta, pero también es eficiente para difundir el mensaje de odio, dar instrucciones precisas para armar bombas, adoctrinar y planificar los ataques haciendo uso de las redes.

Es la democracia, la libertad y la igualdad de la que disfrutamos la que está en riesgo, no reconocerlo es pensar que el problema solo atañe a los Estados Unidos, cuando la verdad es que nuestro sistema de valores y creencias sigue amenazado por quienes nos consideran enemigos de su fe, no olvidemos que cada día un nuevo fundamentalista se levanta pensando cómo hacernos daño, sin que importe en qué ciudad ni de que nacionalidad seamos. O aprendemos la lección de la historia y actuamos en consecuencia, o cualquier día, Dios no lo quiera tendremos frente a nosotros otro 11 de septiembre.

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