miércoles, 18 de abril de 2012

Una cumbre del pasado para un continente del futuro



La recién terminada VI Cumbre de las Américas de Cartagena de Indias, pasará a la historia como una cita donde los países del hemisferio tuvieron la oportunidad de caminar hacia el futuro y avanzar en los temas comunes a la región como pobreza y desigualdad, acceso a las tecnologías, cooperación para enfrentar los desastres e integración física de la región, y la amenaza transfronteriza a la gobernabilidad que hoy representa el narcotráfico, para convertirse en un torneo de egos, posiciones personalistas y dogmáticas, ideologías fracasadas, mucho calor y poco contenido.

Centrar los debates en admitir o no a Cuba, o en la legítima pero bilateral controversia de Argentina con Gran Bretaña serán el recordatorio de la Cumbre que dejó de lado la extraordinaria participación de los Jóvenes de las Américas en el III Foro, la IV Cumbre de Líderes Indígenas presidida por Evo Morales quien acudió a la cita rompiendo el boicot de sus pares del Alba, o los aportes de las Organizaciones de la Sociedad Civil y Trabajadores.

Un hemisferio que sigue alabando caudillos y empeñado en allanarle el camino a Cuba, que condena a Estados Unidos y Canadá por exigir democracia a todos y donde se crucifica públicamente a un pelotero como Ozzie Guillén por sus imprudentes pero respetables declaraciones, lamentablemente sigue gravitando sobre la Habana, sus dictadores y sus opiniones.

La inasistencia de Ecuador y Nicaragua para hacer loas al Alba y acompañar sentimentalmente al Presidente Chávez, es una muestra del atraso político de sus líderes y del modo personalista de conducir la política exterior, colocando por encima de los intereses de sus países, la admiración a la tiranía antillana.

Una nueva oportunidad de acercar a los Estados Unidos a la región, se ahoga en la retórica antiimperialista, la búsqueda de mecanismos eficientes para el tratamiento de las amenazas transfronterizas como el tráfico de drogas, la legitimación de capitales y el combate al crimen transnacional chocaron con las individuales. Con la excepción de Méjico y Centroamérica afectados directa y diariamente por el flagelo de la violencia derivada del narcotráfico y que tienen amenazada su gobernabilidad, la falta de consenso en lo sustantivo, da cuenta de la fragmentación de la región.

Los temas centrales que el anfitrión, describió al finalizar la Cumbre y los tres comunicados consensuados: Cumbre de Río-Delincuencia Organizada Transnacional y Competitividad, son lejanos a las expectativas iniciales. Ni la presencia de los colombianos más universales como Shakira y Juanes le puso sabor a cumbia y vallenato. Al final la cara de Juan Manuel Santos se asemejaba más a un tango.

Una cumbre donde Colombia afianza su posición política y aumenta su influencia regional, Brasil se consolida como el interlocutor válido con Washington, donde el sur-sur pasó por debajo de la mesa salvo por la pataleta de Cristina. Una cumbre donde los países del hemisferio lejos de mirar al futuro están mirando el presente por el espejo retrovisor defendiendo a Cuba. Una cumbre que ni conectó a las Américas, ni avanzó en la consolidación de las sociedades para la prosperidad.

Una cumbre del pasado para un continente ¿del futuro?. Saque usted sus propias conclusiones.

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