viernes, 29 de octubre de 2010

¿Paz o Comercio? El dilema de los Derechos Humanos con China



El recién otorgado premio nobel de la paz al disidente chino Liu Xiabao es la campanada política de alerta mas importante contra China en los últimos 20 años.

Desde 1989, cuando la masacre de la plaza Tianamen hizo volver la mirada sobre la ausencia de libertades fundamentales que manejadas con mano de hierro aplastaron bajo las orugas de los tanques las protestas estudiantes, el mundo comenzó a ignorar lo sucedido, y a mirar con complacencia, admiración y benevolencia al régimen comunista de Pekin.

La política comercial expansiva, los productos manufacturados por trabajadores en condiciones de esclavitud moderna, sin derecho a la protesta, sin sindicatos ni contrato colectivo que llenan los anaqueles de occidente a precios irrisorios satisfacen las necesidades de un mercado ávido de productos que no se detiene a pensar en aquellos que los realizan.

La política monetaria del régimen chino, adquiriendo bonos, letras y papeles del Estados Unidos y países de la Union Europea, las ayudas directas a las peores dictaduras africanas, hacen que por un lado reduzcan su déficit interno, coloquen los excedentes monetarios derivados del crecimiento anual y por otro le sirven para tomar el toro por los cuernos (literalmente) y tener una herramienta de presión directa contra esas económicas cuando levantan la voz contra la ausencia de democracia.

Los constructores y fabricantes de marcas de lujo, abren sin cesar tiendas en los infinitos centros comerciales de China, Ferrari, Masseratti, Louis Vuitton, Gucci, Fendi, Rolex, Rolls Royce, hacen las delicias de los nuevos ricos chinos, que a la sombra de un gobierno opresivo con los trabajadores y disidentes le ha abierto las puertas a los inversionistas nacionales y extranjeros sin pudor, sin cuestionamientos y con muchos dólares de por medio.

Las olimpiadas pusieron de manifiesto la opulencia recién estrenada, la construcción fastuosa de complejos deportivos hoy ocupados algunos por miles de chinos sin viviendas, y desnudaron la ausencia de políticas medio ambientales, el aire era sencillamente irrespirable y el sol nunca brillo para los atletas. Eso si, miles de dólares en fuegos artificiales y sincronía en las galas de apertura y cierre, mientras el Tibet se hunde en pobreza, miseria y represión.

Este nobel para un disidente antimperialista es una buena muestra de que no todas las instituciones están obnubiladas con el milagro chino, que hay quienes se detienen a retirar el follaje y seguir viendo el contenido de una población que tiene vehículos y antes bicicletas, que solo puede tener un hijo, pero que sigue sin poder acceder libremente a la web, que desconoce los sucesos de la plaza porque no figuran en los libros de historia, que ejecuta ciudadanos con juicios sumarios y tribunales sobrevenidos donde el derecho a la defensa es solo para el estado, una sociedad donde los obreros trabajan 10 horas al día, 6 días a la semana, sin vacaciones para que el planeta subsista.

El nobel es sin duda una bofetada en la cara de todos aquellos que no hacen política de derechos humanos sino política con los derechos humanos de 1.100 millones de seres humanos. El nobel este año recobra el sentido original al ser otorgado a alguien que no lo recibirá porque esta privado de libertad y cuya esposa bajo arresto domiciliario ha sido también privada de lo elemental, comunicarse. Pero nada de ello amilanara el espíritu de Liu Xiabao, el nobel y quienes celebramos que le haya sido otorgado sera su fortaleza en los años de cautiverio que le restan. Nos alegramos si, pero exigimos mayor contundencia a quienes se erigen como adalides de la libertad y en secreto les molesta que se moleste a los jerarcas del partido y deban justificar que este disidente es un traidor. Hace 40 años, lo hubieran mandado a un campo de reeducación comunista, uno parecido donde enviaron al ultimo emperador, se cuidaran de hacerlo, no porque les importe el que dirán, sino porque necesitan seguir creciendo al 10% anual, necesitan alimentar a su gente, necesitan financiar el gasto publico y eso lo estamos haciendo todos nosotros cada vez que compramos un producto barato made in China.

Bravo a Alfred Nobel por reivindicar la paz, un aplauso de pie con ovación a Liu Xiabao.