viernes, 30 de septiembre de 2022

 


 El Brasil que nos acoge

Artículo publicado originalmente en portugues, en el portal: Crusoé Uma Ilha no Jornalismo

Disponible en: https://crusoe.uol.com.br/secao/reportagem/o-brasil-que-acolhe/ 

Desde 2018 Brasil y Venezuela han estado más cerca que nunca antes en toda su historia. No tiene que ver con la firma de nuevos acuerdos comerciales, inversiones o aumento de las exportaciones, elementos por los cuales se miden las relaciones entre los países. Es la llegada de miles de ciudadanos provenientes de todas las ciudades y pueblos de Venezuela a los 27 estados de Brasil, a través de la frontera de Pacaraima en Roraima, la que marca esta nueva etapa en las relaciones binacionales.

Desde que comenzó la crisis humanitaria compleja, aunada a la de gobernabilidad en Venezuela, 6,8 millones de venezolanos han abandonado el país. Brasil es el quinto receptor de los migrantes a través de la Operación Acogida, el programa federal creado en 2018 y cuya ejecución depende de las Fuerzas Armadas quienes, en conjunto con agencias internacionales como OIM y ACNUR, merecen el reconocimiento mundial por su desempeño.

Las historias de cada refugiado y migrante venezolano, recogidas por los militares, voluntarios y personal de las agencias, dan cuenta de la magnitud del daño: desnutrición infantil y de adultos, familias destruidas y desarticuladas por la persecución política; menores sin padre ni madre porque murieron de hambre; niñas menores de edad que huyeron de las minas del Arco Minero después de ser obligadas a prostituirse y que llegaron embarazadas a la frontera. Ciudadanos condenados a muerte por falta de tratamiento médico; hombres, mujeres y niños a pie, con lo que podían cargar, llegan a Brasil buscando lo básico: comida, agua para poder bañarse dignamente, luz y salud. También libertad. Esa, negada para todo: pensar, elegir y soñar con un futuro para los hijos.

Por esa frontera entre Venezuela y Brasil han pasado más de 700 mil venezolanos. Muchos siguieron a otros países, pero según cifras oficiales, hoy viven aquí aproximadamente 358 mil, con Registro Nacional Migratorio o Protocolo de Refugio, inscritos en el sistema SUS, con CPF y derecho al trabajo. Los venezolanos fueron recibidos con los brazos abiertos y también con dignidad, respeto y afecto. Además, durante la pandemia recibieron el auxilio de emergencia de 600 reales que fue aprobado por el Gobierno Federal y fueron vacunados contra el COVID sin ningún tipo de discriminación, como cualquier ciudadano brasileño, cosa que no ocurrió en otros países donde sabemos que hubo diferencias entre nacionales y extranjeros. 

La Operación Acogida, junto al sector privado y las agencias internacionales, ha trasladado desde el estado Roraima hasta 838 municipios de Brasil, a 80 mil venezolanos para reencontrarse con familiares, amigos o comenzar un trabajo y una nueva vida. Un trabajo coordinado, en el cual el migrante y refugiado venezolano recibe educación sobre el país que lo acoge e información sobre la ciudad y el estado al cual va a vivir y la empresa donde va a trabajar, si fuera el caso. El tratamiento que se da a los migrantes y refugiados en Brasil no se compara al de otros países y, por ser la venezolana la mayor crisis migratoria de la actualidad sin estar el país en guerra ni haber sufrido un desastre natural, la Operación Acogida es reconocida mundialmente por su desempeño.

En este escenario, las cifras oficiales estiman que en los últimos tres meses 25 mil venezolanos ingresaron a Brasil, contrariando lo que pregona la narrativa oficialista del régimen de Maduro de que “Venezuela se arregló”. Esta misma semana, su embajador en la ONU afirmó que el 60% de los migrantes había regresado al país, que la migración no existe y que son “fantasmas”. Esto es un irrespeto a la realidad y al trabajo de las agencias internacionales.

Una media de 1.800 venezolanos por día abandona el país, por la frontera con Colombia -donde hoy habitan 1,8 millones-, con Brasil o en pequeñas embarcaciones por el Mar Caribe. La otra cara atroz de la migración es la peligrosa selva del Darién en Panamá. 85% de los migrantes que la atraviesan son venezolanos y el incremento del flujo, entre 2021 y 2022, es de 70%. La semana pasada una niña murió ahogada y un niño fue asesinado por un disparo, por solo citar dos de los casos más recientes.

Las imágenes de nuestros ciudadanos siendo empleados, muy lamentablemente, como fichas políticas en la campaña electoral de los Estados Unidos es una muestra de la dimensión de la crisis. Nada nos hace pensar que en el corto o mediano plazo el flujo migratorio se detendrá porque las causas que lo originan siguen presentes: Maduro, su régimen y sus políticas.

En pocos días habrá un proceso electoral en Brasil para elegir al presidente de la República, miembros del Congreso y gobernadores. Sin embargo, la situación de nuestros venezolanos y su futuro es algo sobre lo cual estamos obligados a indagar. De allí que revisando los programas y planes de gobierno presentados por quienes aspiran a la conducción de la Nación no encontramos ni propuestas ni comentarios sobre algo fundamental que nos atañe.

Brasil es un gran país formado por inmigrantes y nuestros venezolanos ahora son parte de él. Cada día llegarán más porque ya hay miles de familias que echaron raíces y están trayendo a los suyos, como ha ocurrido históricamente con otras olas migratorias. Tener planes y programas claros como hasta ahora garantiza una migración legal, segura y una integración rápida que contribuye al crecimiento del país.

Brasil es hoy país miembro no permanente del Consejo de Seguridad y del Consejo de Derecho Humanos de la Organización de las Naciones Unidas. Su compromiso con la libertad y con la defensa y la dignidad de los migrantes ha sido el norte que ha guiado sus acciones, siendo el único país que aplica la convención de Cartagena reconociendo la condición de refugiados a los venezolanos. Un legado que llena de orgullo a las mujeres y hombres de la Comisión Nacional del Refugiado (CONARE) y de la Operación Acogida a los que jamás tendremos como agradecerles.

Por ello, con preocupación genuina y respeto frente al futuro cercano, pregunto: ¿Cuál es el destino la Operación Acogida? ¿Qué sucederá con el programa de atención a los migrantes y refugiados venezolanos en Brasil?

 

María Teresa Belandria


O Brasil que acolhe

Migrantes e refugiados venezuelanos foram incluídos no SUS e transportados para 838 cidades, onde ganharam uma vida digna. Qual será o futuro desse programa?

Brasil e Venezuela nunca estiveram tão próximos como nos últimos cinco anos. Isso não tem que ver com a assinatura de novos acordos comerciais, investimentos ou aumento das exportações — elementos que costumam balizar as relações entre os países. É a chegada de milhares de cidadãos provenientes de todas as cidades e povoados da Venezuela para os 27 estados do Brasil, através da fronteira de Pacaraima, em Roraima, o que marca essa nova etapa nas relações binacionais.

Desde que começou uma crise humanitária complexa na Venezuela, 6,8 milhões de pessoas cruzaram as fronteiras. Por meio da Operação Acolhida, o Brasil tornou-se o quinto país que mais recebeu migrantes. Esse programa federal, criado em 2018, é coordenado pela Casa Civil e sua execução depende das Forças Armadas. Os militares, em conjunto com agências internacionais como a Organização Internacional das Migrações, OIM, e o Alto-comissariado das Nações Unidas para os Refugiados, Acnur, merecem um reconhecimento mundial pelas suas ações.

As histórias de cada refugiado e migrante venezuelano, coletadas por militares, voluntários e funcionários das agências, dão conta da magnitude dos danos: desnutrição de crianças e adultos; famílias destruídas e desarticuladas pela perseguição política; menores sem pai ou mãe porque eles morreram de fome. Crianças menores de idade que fugiram das minas da região do Arco Mineiro, depois de serem forçadas à prostituição, aproximam-se grávidas da fronteira. Cidadãos são condenados à morte por falta de tratamento médico. Homens, mulheres e crianças carregam tudo o que podem em um percurso a pé até o Brasil em busca do básico: comida, água para tomar banho com dignidade, luz e saúde. E também de liberdade. Na Venezuela, os cidadãos não têm liberdade para nada, seja para pensar, escolher seus representantes ou sonhar com um futuro para os filhos.

Pela fronteira entre a Venezuela e o Brasil já passaram mais de 700 mil venezuelanos. Muitos seguem para outros países mas, segundo estatísticas oficiais, hoje vivem aqui 358 mil. Eles receberam um Registro Nacional Migratório ou Protocolo de Refugio. Foram inscritos no Sistema Único de Saúde, o SUS. Portam CPF e têm direito ao trabalho. Os venezuelanos foram recebidos de braços abertos e também com dignidade, respeito e afeto. Além disso, durante a pandemia, ganharam o auxilio emergencial de 600 reais que foi aprovado pelo governo federal. Também foram vacinados contra a Covid sem qualquer tipo de discriminação, assim como qualquer cidadão brasileiro, o que não ocorreu em outros países onde existem diferenças entre nacionais e estrangeiros.

A Operação Acolhida, com a ajuda do setor privado e das agências internacionais, transportou 80 mil venezuelanos do estado de Roraima para 838 municípios brasileiros. Eles então puderam reencontrar familiares, amigos e começar uma vida nova. É um processo coordenado, no qual os migrantes e os refugiados venezuelanos recebem aulas sobre o país e sobre a cidade e o estado onde vão viver. Se for o caso, eles também aprendem sobre a empresa em que vão trabalhar. O tratamento que se dá aos migrantes e refugiados no Brasil não se compara ao de outros países. Por ser a crise migratória venezuelana a maior da atualidade em um país que não sofreu um desastre natural ou uma guerra, a Operação Acolhida é reconhecida mundialmente pelo seu desempenho.

Neste cenário, as estatísticas oficiais estimam que, nos últimos três meses, 25 mil venezuelanos entraram no Brasil, contrariando o que apregoa a narrativa oficialista do regime de Nicolás Maduro, de que a “Venezuela se consertou”. Nesta mesma semana, o embaixador de Maduro na ONU afirmou que 60% dos migrantes voltaram ao país, que a migração não existe e que foram inventados milhares de migrantes “fantasmas”. Isso é um desrespeito à realidade e ao trabalho das agências internacionais.

Uma média de 1.800 venezuelanos abandona o seu país por dia. Eles fazem isso pela fronteira com a Colômbia — onde hoje vivem 1,8 milhão —, com o Brasil e por pequenas embarcações no mar do Caribe. A outra cara atroz da migração é a perigosa selva de Darién, no Panamá. Cerca de 85% dos migrantes que a atravessam são venezuelanos e o aumento do fluxo foi de 70% entre 2021 e 2022. Na semana passada, uma menina morreu afogada e um menino foi assassinado por um disparo, só para citar os casos mais recentes.

Depois de atravessar o continente nessas condições e sobreviver à fome e as máfias, os nossos migrantes chegam exaustos ao seu principal destino: os Estados Unidos. De lá, com um claro e lamentável propósito político em época de campanha eleitoral, têm sido enviados de ônibus ou avião pelo governador do Texas até Nova York, Washington e mesmo para a exclusiva ilha Martha’s Vineyard, para pressionar políticos do Partido Democrata. Este é mais um sinal da dimensão da nossa crise, e nada nos faz pensar que a curto ou médio prazo o fluxo migratório vai parar. As causas que o originam ainda estão presentes: Maduro, seu regime e suas políticas.

Em poucos dias haverá um processo eleitoral no Brasil para escolher o presidente da República, congressistas e governadores. No entanto, a situação de nossos venezuelanos e seu futuro nos obriga a fazer um questionamento. Ao olhar os programas e planos de governo apresentados por aqueles que aspiram a liderar a nação, não encontramos nenhuma proposta ou comentário sobre algo fundamental que nos preocupa.

Brasil é um país grande, formado por imigrantes, e nossos venezuelanos agora são parte dele. Cada dia chegarão mais, porque há milhares de famílias que criaram raízes e estão trazendo parentes, assim como ocorreu historicamente com outras ondas migratórias. Ter planos e programas claros é uma garantia de uma migração legal, segura e de uma integração que contribua para o crescimento do país.

O Brasil é hoje um membro não permanente do Conselho de Segurança e integra o Conselho de Direitos Humanos da Organização das Nações Unidas, a ONU. Seu compromisso com a liberdade, com a defesa e a dignidade dos migrantes tem sido o norte que guia suas ações, sendo o único país que aplica a convenção de Cartagena, reconhecendo a condição de refugiados aos venezuelanos. Um legado que enche de orgulho às mulheres e homens do Comitê Nacional para os Refugiados, Conare, e da Operação Acolhida, aos quais jamais teremos como agradecer.

Por isso, com preocupação genuína e respeito frente ao futuro próximo, eu pergunto: qual será o destino da Operação Acolhida? O que acontecerá com o programa de atenção aos migrantes e refugiados venezuelanos no Brasil?


jueves, 1 de septiembre de 2022

La reconciliación Otro capítulo de la relación Venezuela-Colombia en 2022

 


El 29 de agosto de 2022, presentó sus cartas credenciales el nuevo embajador de la República de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, para lo que podríamos denominar una reanudación formal de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Pero ¿dónde ponemos el punto de ruptura, en enero de 2019 con el reconocimiento del gobierno interino de Juan Guaidó por parte del gobierno del ex presidente Duque? O ¿nos apegamos a los hechos y nos remontamos al 19 de agosto de 2015 cuando en una acción ilegal y arbitraria, el régimen de Nicolas Maduro no solo decretó el cierre de la frontera con Colombia, sino que ordenó la expulsión y deportación forzosa de miles de colombianos?

La imagen terrible de hombres, mujeres y niños cruzando el río cargando lo que podían llevar dejando atrás sus casas que habían sido marcadas por las fuerzas del régimen para ser demolidas, siendo acusados sin fundamentos de crímenes y delitos es inolvidable. Siete años pasaron desde día infausto donde colombianos inocentes, muchos de ellos con años viviendo en Venezuela fueron humillados, degradados y obligados a abandonar nuestro país.


Foto: Diario El País de España, 2015

El propio embajador Benedetti, condenó en su momento esa acción y pidió al presidente Santos -a cuyo partido pertenecía-que rompiera las relaciones diplomáticas con Maduro, por ello y citando a Maurice de Tayllerand Existe un arma más terrible que la calumnia; la verdad.

Ese evento marcó una ruptura real de las relaciones transfronterizas construidas de manera formal a través de tratados y resoluciones y cuya cotidianidad no siempre armónica-es verdad-de ese tercer país llamado así por Ramón J Velásquez, la frontera se quebró. Fue un despropósito, un acto inhumano que acabó no solo con el comercio ya bastante disminuido para la época sino con la vida misma de las familias unidas por años de convivencia donde la gente no era de aquí o de allá, la gente es de la frontera.

Solo dos años después, esa migración forzada, no sería de colombianos, sino de venezolanos, primero de la frontera, a los que le siguieron cientos de todo el país y luego miles para convertirse hoy en cerca de 2 millones recibidos en Colombia, más lo que pasaron por ese territorio para continuar su camino al resto de América Latina.

Y como nuestra relación binacional siempre ha sido un divorcio con hijos, esta larga crisis después de 7 años nos encuentra con demasiados temas pendientes, algunos muy urgentes, sin embargo, mandatorio es referirse por lo menos a cuatro de ellos.

Con esa Colombia, no hay una discusión sobre la masiva y sistemática violación de los derechos humanos en Venezuela, ni su posición sobre los presos políticos. Aunque ya se anticipa su posición sobre la investigación que está abierta ante la Corte Penal Internacional lo que a su vez permite proyectar su desempeño en los organismos internacionales cuando su voto sea necesario para condenar al régimen en estos temas. La no prescripción de los crímenes cometidos y la no inmunidad de sus autores, doctrina ya establecida de la CPI impide que la anuencia política cumpla su cometido, aunque les sirva al menos para fines de propaganda.

Con esa Colombia, no tenemos un solo acuerdo integral vigente en materia comercial, porque en 2011 Venezuela dejó de pertenecer a la Comunidad Andina; no hay códigos arancelarios porque Venezuela es está suspendida del Mercosur. Lo que existe es una sucesión de resoluciones hechas a medida de cada crisis; somos un país sin seguridad jurídica para las inversiones sin acervo normativo para la integración.

Con esa Colombia, no hay una agenda nueva que incluya asuntos de Seguridad y Defensa ya que desapareció el mecanismo de cooperación formal y, no existe una Comisión Militar Binacional Fronteriza-siendo un tema importante y que no puede eludirse alegando asuntos de política interna venezolana.  Las disidencias de la FARC, la nueva Marquetalia, Iván Márquez, el ELN y los denominados GAO, más los paramilitares viven en Venezuela. Es un asunto bilateral que debe discutirse, no escurrirse.

Con esa Colombia tenemos pendiente un asunto estratégico, la delimitación de las áreas marinas y submarinas al norte de Castilletes, en silencio desde el 23 de marzo de 2009 cuando gracias al Memorando de opinión disidente del valiente comisionado presidencial Francisco Javier Nieves-Croes alertó y se detuvo el acuerdo secreto Gómez-Rondón de 2007 que entregaba a Colombia la soberanía del Golfo de Venezuela.

La integridad territorial de Venezuela demanda seriedad y responsabilidad como lo tuvieron quienes defendieron a nuestro país desde 1830 en estos asuntos. Entre ellos, el fallecido Nieves-Croes. Como afirmé em mi artículo denominado ¿Es solo el Esequibo lo que debe discutirse? Publicado en 11 de agosto de 2015, y lo cito: En diplomacia, se actúa con prudencia, sin estridencias, con pocas declaraciones y sí mucho trabajo de negociación lejos del escrutinio público que a veces lejos de ayudar, entorpece (…). Por ello, más allá del fervor nacionalista que estos temas despiertan debemos actuar con firmeza, templanza, prudencia y valor. Venezuela es primero. Hoy, no existen condiciones para retomar ese tema y esperamos que no se aborden en medio de la euforia de la reconciliación.

Con esa Colombia, dos millones de venezolanos que hoy son parte de ella elevan su voz desde el Arauca vibrador a Paraguachon-Paraguaipoa, desde Castilletes a la Goajira, desde el San Antonio del Táchira a Puerto Carreño para que no se olvide a los muertos, que se encuentre a los secuestrados y a los desaparecidos en las trochas, que se respeten los derechos de los exilados, de los expatriados, asilados, refugiados y recuerde que la integración no ocurre ahora solo en Caracas y Bogotá.

Desde el 29 de agosto comenzó a escribirse otro capítulo en nuestra convulsa relación binacional. Como evolucionará es imposible saberlo. Pero unidos como estamos por la geografía y la historia de encuentros y desencuentros políticos y diplomáticos, nunca antes lo habíamos estado como ahora por la convivencia real de los millones de familias colombo-venezolanas y venezolano-colombianas. Sin embargo, estos últimos 23 años desde 1999 con el chavismo en el poder, lejos de fortalecer la relación entre Venezuela y Colombia han sido tiempos de desconstrucción de la institucionalidad y de improvisación.  Los daños se cuentan en vidas perdidas, en oportunidades destruidas, en desinversión y decrecimiento económico cuyas víctimas son lamentablemente nuestros ciudadanos.

Veremos. 

María Teresa Belandria

 

domingo, 9 de octubre de 2016

Belandria: Colombianos dijeron sí a la paz y no a la impunidad

Belandria: Habían muchos temas sin abordar en acuerdo de paz que no conv...

Curriculum Vitae María Teresa Belandria Expósito




Datos Personales:

María Teresa Belandria Expósito


Cèdula V-6.099.944
Nacida en Caracas, Venezuela el 24 de
octubre de 1963

Contacto: 
Correo: mariateresabelandria.ucv@gmail.com
Twitter: @matebe 

Datos Profesionales:

Abogada, por la Universidad Santa María en 1989, ocupando el puesto Nº 8 entre 58 alumnos.

Especialista en Derecho Internacional Económico y de la Integración por la Universidad Central de Venezuela, egresada en 1997.

Candidata a Phd en Ciencias Políticas por la Universidad Central de Venezuela.
  
Actividad Docente:

Profesora en el Postgrado de Derecho Internacional Econòmico y de la Integraciòn de la Facultad de Ciencias Jurìdicas y Polìticas de la Universidad Central de Venezuela. 
Càtedras: Teorìa de la Integraciòn, Relaciones Econòmicas Internacionales e Instituciones Financieras Internacionales

Profesora de Derecho Internacional Público en la Escuela de Derecho de la Universidad Central de Venezuela.

Profesora de Análisis de la Realidad Socio-Cultural, Análisis Polìtico desde la Perspectiva Cinematogràfica de la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela. 

Profesora de la Universidad Metropolitana de Caracas, Cátedras: de Conflictos Mundiales, Organizaciones Internacionales y Nuevos Tópicos del Derecho Internacional Público, Caracas, Venezuela. 

Profesora visitante becaria Fulbright del William J. Perry Center adscrito a la National Defense University,  Cátedras: Estrategia y Polìtica de Defensa; Implicaciones Estratégicas de los Derechos Humanos y el Estado de Derecho. Washington, USA (2017-2019),

Profesora Visitante de la Maestria de Resolución de Conflictos, Paz y Desarrollo en el Seminario "Conceptos de Seguridad y Desarme en el ámbito internacional" en la Universidad Internacional de la Paz de la Organización de la Naciones Unidas, Costa Rica, (2019).

Profesora invitada en el Seminario “Derechos Humanos y Derecho Humanitario” en el Colegio Interamericano de Defensa adscrito a la Junta Interamericana de Defensa, Washington, Estados Unidos, (diciembre de 2018);  

Profesora Visitante en el Seminario “Cooperación Internacional” en WHINSEC, Western Hemisphere Institute for Security Cooperation, Fort Benning, Georgia. Estados Unidos, marzo 2018.

Professora Visitante en CISA, Center for International Security Affairs en la National Defense University, Washington, Estados Unidos,  (2017-2018).

Otros Estudios:

Diplomada en Altos Estudios Internacionales por la Sociedad de Estudios Internacionales y la Universidad Rey Juan Carlos de España (2016).

Diplomada en Estrategia y Polìtica de Defensa por el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa de la National Defense University, Washington, USA. (2015).

Diplomada en Advanced Political-Civil-Military Relations, por el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa de la National Defense University, Washington, USA. (2011).

Diplomada en Perspectivas de Seguridad y Defensa Hemisféricas por el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa de la National Defense University, Washington, USA. (2010).

Diplomada en Administración y Planificación de Recursos para la Defensa por el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa de la National Defense University, Washington, USA. (2001).

Colombia Votó: No a la Impunidad, SI a la Paz

plesbicitocolombia

 Publicado en www.runrun.es el 04 de octubre de 2016
Yllegó el día fijado apresuradamente por el gobierno de Juan Manuel Santos, para que los colombianos decidieran a través de un Plebiscito los Acuerdos de Paz alcanzados con la guerrilla de la FARC-EP. Y los ciudadanos votaron NO.
El resultado sorprendió a todos, incluyendo a los promotores del NO. La campaña de intimidación y terror había logrado su objetivo. Los colombianos contestaban a las encuestadoras, no sus preferencias reales, sino la opción que no les exponía al desprecio y a la estigmatización. Votar NO se había convertido en un pecado, pues desde el gobierno calificaba a sus defensores y partidarios como guerreristas, anti-patriotas y contrarios a la Paz.
Pero analicemos desde esta ribera del Arauca vibrador ¿Qué pasó?  
Los colombianos desean la paz, eso no está en duda. Después de 52 años de violencia a manos de guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y BACRIM es hora de tener un país donde crecer y desarrollarse sin que te secuestren para que seas guerrillero o porque eres dueño de la tierra, donde transitar por el territorio no signifique perder la vida en un retén, o tener que desplazarte a otro espacio porque la violencia tocó a tu puerta. Colombia, a pesar de ese escenario adverso, ha dado muestras de institucionalidad y democracia que, con el Plebiscito se fortalecen.
Los colombianos apuestan a la paz y para ello, diversos gobiernos antes que el actual lo intentaron, pero no lo lograron. El gobierno subió la apuesta, tanto que parecía casi imposible que su Paz no sería refrendada.
Santos cometió varios errores, el primero, dio demasiado a cambio prácticamente de nada. La inmunidad y la impunidad del Secretariado eran intolerables para todos. El segundo, firmar los acuerdos  el 26 de septiembre con una puesta en escena internacional que ponía aún más presión sobre la gente, pero sin que éstos hubieran sido aprobados, por último, desplegó un discurso poco conciliador, más bien amenazante contra la gente que legítimamente quería votar NO. Discurso que hoy lo deja mal parado frente a la renegociación. Santos afirmó en Cali hace pocas semanas, que si ganaba el NO regresaría la guerra, específicamente la guerra urbana, mucho peor que la guerra rural y que además su gobierno tenía pruebas de ello.  Cuando Timochenko declaró pocas horas después del Plebiscito que mantienen la tregua y que no usarán las armas ya que la Paz es irreversible, lo dejaron al descubierto. Las amenazas de Santos lucen aún peor que cuando fueron proferidas. Soberbia en el poder y falta de humildad para oír las críticas.
Pero los ciudadanos, sometidos a una campaña a todas luces desproporcionada por el SI en silencio, leyeron los acuerdos, las 297 páginas  y tomaron una sabia decisión. Dijeron NO a la participación política del Secretariado en la política, si antes no pasan una temporada tras las rejas, o en un campamento, pero presos. Dijeron NO a la reforma de facto de la Constitución por la vía de la incorporación del bloque de constitucionalidad de los acuerdos. Votaron NO, a la conformación de un tribunal donde los guerrilleros escogieran a los jueces que han de judicializarlos echando por tierra años de preparación y estudios de los magistrados colombianos que hicieron frente al narcotráfico y la violencia. También eligieron NO aceptar la impunidad del Secretariado que con una ventaja desproporcionada usaría dinero de los contribuyentes para mantener su seguridad, sentarse en el Congreso sin haber sido elegidos y con 31 emisoras de radio y TV ideologizadas a su favor, sin que rindan cuentas de los miles de millones de dólares acumulados en sus actividades como el mayor cartel de drogas del mundo. Los ciudadanos dijeron NO a la falta de perdón, al no reconocimiento del reclutamiento de menores, al no aceptar que ejecutaron cientos de miles de ciudadanos en juicios sumarios y que violaron, quemaron, exterminaron y destruyeron la vida de 250.000 colombianos, votaron NO hasta que les digan donde están los desparecidos y donde tienen las caletas con los dólares del secuestro, la extorsión, y la droga.  
Los colombianos, están dispuestos  a perdonar a los miles de jóvenes que fueron reclutados cuando eran niños y que no tuvieron otra opción, pero dijeron NO a la amnistía del Secretariado y de los mandos. Dijeron NO a los acuerdos impuestos por el chantaje de las FARC-EP y los Castro, y SI a un nuevo Acuerdo que privilegie la justicia y la reconciliación.
Una paz mal hecha era el tenor de lo que infería de los acuerdos. Leyéndolos, recordaba el Tratado de Versalles de 1919, donde las potencias vencedoras no asumieron responsabilidad alguna y cargaron todo el peso de la paz a Alemania. En los Acuerdos de la Habana, el costo lo pagarían los ciudadanos con sus impuestos sin que la FARC-EP se moviera un ápice de su posición de fuerza y mucho menos erogara de sus fondos un peso para aliviar la pena de una guerra absurda.
Colombia ha dado muestras de madurez política y así lo reconocen los promotores de ambas opciones. Incluso las FARC-EP. Se impone ahora, la renegociación de los Acuerdos y como dicen los colombianos de pie hay que desantificar y desuribizar la discusión. Sin duda ambos usaron la exageración y la intimidación, el primero la vuelta a la guerra, el segundo,  la comparación con la Venezuela desgarrada por la crisis humanitaria.
La paz no se negocia, se decide. Lo que se negocia es el desarme. Los colombianos decidieron tener paz y esa se alcanzará muy pronto. Por ahora la lección más importante es que los pueblos son capaces de decidir su destino aún en medio de la violencia y la amenaza. Colombia votó: NO a la Impunidad, SI a la Paz. Brindemos por ello y oremos por el fin del conflicto.

@matebe

sábado, 10 de septiembre de 2016


Movimiento de países No alineados MNOAL
Movimiento donde Ninguno Obtiene Algún Logro



El Movimiento de países NO alineados tuvo su origen en dos momentos históricos que no solo justificaban su existencia: la descolonización promovida por el Comité de la ONU y el incremento de las hostilidades derivadas de la Guerra Fría, sino que permitían agrupar a estados NO alineados con la polarización existente entre la U.R.S.S. por una parte y los EE.UU por otro.
Esta No alineación era más una postura que sumaba votos en la ONU, y que permitía distanciarse convenientemente de algunos compromisos internacionales, pero que en la práctica mucho de los estados  mantenían estrechas relaciones comerciales, políticas e incluso ideológicas con las potencias con las cuales no se “alineaban”.
Así bajo los principios manifestados en Bandung en 1955, se celebró la primera Conferencia del MNOAL en Belgrado en 1961, algunos de dichos principios en ese momento sentaban las bases de una posición concertada con respecto a los centros de poder y, presionaban para que los estados sometidos a la colonización lograran finalmente su independencia. Loables y que merecían todo el apoyo que para la época era indispensable.
Por citar solo un principio, recordemos en ese marco de los “NO ALINEADOS”  la relación Cuba-U.R.S.S (1961-1989) “6- Abstención de participar en acuerdos de defensa colectiva con vista a favorecer los intereses particulares de una de las grandes potencias. Abstención por parte de cualquier país a ejercitar presión sobre otros países.” Huelgan comentarios sobre la invasión a Venezuela en Machurucuto, las incursiones y financiamiento a los grupos armados de inspiración marxista-leninista desde la Habana en centro y sur América. O la relación las dictaduras militares de derecha en centro y sur América con los Estados Unidos para impedir el avance del comunismo. A la vista de 2016, casi todos resultan si no anacrónicos, cuanto menos retóricos.
Venezuela tuvo siempre un papel destacado en ese grupo, los petrodólares antes y ahora siempre son bienvenidos. La voz en los NO ALINEADOS se escuchaba firme y clara, eso sí, sin dejar de venderle petróleo a EE.UU y cultivando una relación pragmática con todos los países integrantes bajo la zona de influencia de la U.R.S.S. Al menos la política exterior tenía claros los intereses permanentes y estando oficialmente NO ALINEADA mantenía relaciones de respeto e independencia con base a criterios profesionales y convenientes.
El mundo de 2016, en el que India es una potencia no solo emergente sino consolidándose, Irán que entrega la presidencia a Venezuela logró un acuerdo con el grupo de los 5+1 (Consejo de Seguridad más Alemania) y donde sobre uno de los Presidentes que integran el MNOAL, Omar Al Bashir de Sudan pesa una orden de arresto internacional por genocidio emitida por la Corte Penal Internacional, que obliga a todos los signatarios del Estatuto de Roma a entregarlo, es sin duda otro muy distinto a los otrora NO ALINEADOS.
El MNOAL lo conforman 120 países en un mundo que hoy es multipolar, globalizado y donde los elementos de debate no son de retórica ideológica. Los aspectos que deben considerarse seriamente son otros: terrorismo, crimen transnacional, narcotráfico, tráfico de armas, hambre, violaciones al derecho internacional humanitario, respeto a los derechos humanos, medio ambiente, acceso a los recursos. Temas en los que muchos de los visitantes no pasan el examen, pero que como NO ALINEADOS se confortaran unos a otros bajo el cielo azul de la isla.  
De modo que esta Cumbre en Margarita solo sirve al gobierno para “mostrar” que tiene apoyo internacional aunque sea un evento rutinario que ocurre cada 3 años, y para emplear la retórica anti imperialista, cuyo efecto quedó sepultado bajo los escombros de la caída del Muro de Berlín de la cual muchos parecen no haberse enterado. Solo aspiramos que, dentro de esa retórica el gobierno sostenga con firmeza la posición histórica e irreductible de nuestro país con respecto a la reclamación del territorio Esequibo, reitere frente a la República Cooperativa de Guyana la vigencia del Acuerdo de Ginebra, le reclame por su violación y le exija el respeto por los mecanismos bilaterales acordados.
MNOAL, un Movimiento donde Ninguno Obtiene Algún Logro, bueno si, los margariteños que por una semana tendrán seguridad, luz, agua, comidas y medicinas, lo demás, es la foto de familia y un nuevo agujero en la cuenta corriente de un país sobregirado.

Marìa Teresa Belandria

@matebe

Profesora UCV y Unimet

viernes, 26 de agosto de 2016

Venezuela en el Mercosur: Un Vecino incómodo


Venezuela solicitó el ingreso al Mercosur desde el año 2005, pero la férrea oposición del Senado de Brasil y Paraguay retrasaron la aceptación como miembro pleno del grupo hasta que, en 2012, aprovechando la suspensión temporal de Paraguay luego de la destitución constitucional del presidente Lugo, la “triple alianza” amiga del gobierno para ese momento, la Uruguay de Pepe Mujica, el Brasil de Dilma y la Argentina de los Kirchner, violando el Tratado de Asunción aprovecharon para meter a Venezuela sin consenso, es decir, por la ventana.
Recordemos que, la suspensión de Paraguay se realizó conforme al Protocolo de Ushuaia II de Mercosur y la promovió Venezuela a través del entonces canciller Nicolás Maduro al frente de la operación política, exigiendo además la aplicación de la Carta Democrática Interamericana de la OEA. La comisión de Cancilleres, designada de conformidad con el artículo 20 del instrumento hemisférico, realizó un detallado informe que, presentado al Consejo Permanente de la OEA fue sometido a votación, 26 países votaron en contra de la aplicación de la Carta y 8 a favor: Venezuela, Brasil, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina y Haití.
Luego de las elecciones en Paraguay y juramentado el gobierno de Horacio Cartes,  lo procedente era levantarle la suspensión para que ese país ejerciera la Presidencia Pro-Tempore. La cuádruple alianza Brasil-Argentina-Uruguay-Venezuela se opuso, a pesar de que las razones que dieron lugar a la suspensión de Paraguay habían cesado, y la presidencia se entregó a Venezuela.
Hoy, la permanencia de Venezuela en el acuerdo y el ejercicio de la Presidencia Pro-Tempore es objeto de debate. Las razones son de orden  jurídico y geopolítico. Venezuela no ha cumplido con los compromisos que adoptó en el Protocolo de Adhesión http://www.sice.oas.org/Trade/MRCSRS/ProtAdhVenezuela_s.pdf  y, siendo el Mercosur un organismo intergubernamental donde las decisiones se adoptan por consenso, en este momento no lo hay. El gobierno venezolano lejos de fomentar relaciones de respeto, tolerancia y cooperación con los nuevos gobiernos de la región, que no le son afines en lo político, se ha empeñado en destruir la confianza, incumplir los acuerdos y además, comportarse con la arrogancia que otrora le permitía un barril de petróleo a 110$, insultando Cancilleres empleando el lenguaje de los años 60 y 70 usando “al imperio” para descalificar a quienes jurídica y políticamente aducen razones de peso para no traspasarle la Presidencia, amén de que Venezuela, impide el avance para que el bloque comercial suscriba los tratados de libre comercio con la Unión Europea e Israel y afiance sus lazos con la Alianza del Pacífico.
En términos muy simples, Venezuela en el Mercosur es como ese vecino del edificio que, tira la basura por la ventana, hace fiestas escandalosas hasta la madrugada, te tranca el carro en el estacionamiento, tiene 1 año sin pagar las cuotas y, además quiere ser a juro y porque él solo lo decidió, el presidente de la junta de condominio. Tienes que tolerarlo porque es propietario e incluso, saludarlo si te lo encuentras en el ascensor por cortesía, pero de ahí a que sea el Presidente, es demasiado.
Profesora de la UCV

miércoles, 17 de agosto de 2016

Frontera cerrada ¿a què costo? 

publicado en www.runrun.es el 17 de agosto de 2016



Este 19 de agosto, se cumple un año en el que por decisión unilateral del gobierno de Venezuela se “cerró” la frontera con Colombia, un evento inédito por las consecuencias que se advertían y justificado por un estado de excepción sobrevenido que aun sigue sin explicarse adecuadamente.
Recordando el pasado para comprender nuestro presente en la relación con Colombia, en 1901, el general venezolano Rangel Garbiras se hizo de 4.000 hombres para marchar a Caracas y derrocar el gobierno de Cipriano Castro. Partiendo del Norte de Santander fue detenido en San Cristóbal por el general colombiano Rafael Uribe Uribe. Allí se produjo la primera ruptura de relaciones diplomáticas entre las dos naciones. Sin embargo, la vecindad obligada por la geografía compartida en 2.219 kilómetros de frontera, la fraternidad histórica entre nuestros líderes y ciudadanos, como aquel pacto entre Miguel Otero Silva y Gabriel García Márquez, si es que había guerra entre los dos países y la hermandad forjada en la batalla de los próceres venezolanos Anzoátegui y Rondón que triunfaron en Colombia, o de los valientes colombianos Girardot y Ricaurte que murieron en Venezuela, no son hitos que se cierren con un decreto de excepción.
El límite entre los dos países se traduce en un control migratorio eventual, pero lo trasciende la vida, el comercio, la amistad y la vecindad. Esa terriblemente perturbada el 19 de agosto de 2015.
Un año después, se anuncia desde Puerto Ordaz (bastante lejos de la frontera binacional), la “creación” de varias comisiones para construir una frontera abierta, segura y en paz. Volvamos la mirada al pasado. Estas comisiones existían, porque los gobiernos democráticos entendieron que una relación tan dinámica no podía depender de los vaivenes políticos de uno y otro lado del límite. El Acta de San Pedro Alejandrino no solo desgolfizó la relación, sino que permitió agendar los temas técnicos en mesas de trabajo permanentes, cuya finalidad era precisamente sortear las dificultades de una relación signada por los problemas.
Esa institucionalidad que costó años en construirse y que le dio a ambos países un marco normativo para dirimir las controversias derivadas de la cotidianidad fue destruido como todo lo demás por el gobierno de Hugo Chávez. Esa erosión de la confianza mutua comenzó en 2008, cuando las fuerzas militares de Colombia dieron de baja a Raúl Reyes en Ecuador y Venezuela ordenó la movilización de 10 batallones a la frontera. En 2009, la valiente denuncia del entonces Comisionado Presidencial Francisco Javier Nieves-Croes Aguirre, sobre la existencia de un pre-acuerdo secreto (Gómez-Rondón), acordado en Hato Grande, sobre la delimitación de las áreas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela le puso candado al trabajo profesional de los comisionados en Venezuela, no en Colombia.
La herida se profundizó en 2010 pues la diplomacia de micrófono entre Chávez y Uribe fracturó definitivamente los acuerdos, con la ruptura de relaciones diplomáticas luego de la denuncia colombiana en la OEA sobre la existencia de campamentos de las FARC en territorio venezolano. Pero un nuevo Presidente había llegado a Colombia con un objetivo: firmar la paz. Para ello, Venezuela, ese vecino incomodo y altanero resultaba no solo necesario, sino indispensable. El otrora Ministro de la Defensa, el mismo que armó el expediente para la denuncia de los campamentos, engavetó las pruebas, expresó que tenía un “nuevo mejor amigo” y que se crearían nuevas comisiones.  Entre la ruptura y la reconciliación, Venezuela en 2011, se desligó de la Comunidad Andina y se fue a Mercosur, vale decir, ya no solo la institucionalidad binacional se había desbaratado por la improvisación venezolana y la complacencia de colombiana, además, desaparecía el marco normativo comercial, aduanero, transporte, sanitario y de servicios emanado de las normas supranacionales de la Comunidad. Había que empezar de cero. Teníamos 5 años cambiándoles el nombre a las comisiones, pero en la práctica, el intercambio de 8.000 millones de dólares por año de la frontera más viva de América Latina se pulverizó.
Un año  después otra vez se cambian los nombres, se aumenta la burocracia y se pretende reinventar la rueda a ver si esta vez, funciona veamos: a) Activación del Centro Binacional contra el Crimen Organizado, se les ruega revisar los manuales de la Combifron; b) Esquema Aduanero Especial para la Frontera, favor revisar las 5 comisiones o acuerdos firmados en abril de 2011; c) Repatriación de Bienes Decomisados, tránsito de mercancías e intercambio de información entre la administración aduanera, se les invita a releer el Acuerdo de Coordinación, seguimiento y control para la recuperación de vehículos de 1990, y los memoranda de 2011 cuando se desaplicó la normativa andina: d) Implementación de la Cédula fronteriza, se sugiere leer el Estatuto Fronterizo de 1942, suscrito en Caracas y que establecía: 1) Permiso Fronterizo para permanecer temporalmente por 90 días en los dos países sin necesidad de pasaporte para cruzar la frontera y permanecer en ella por 8 días continuos; 2) Licencia Fronteriza con validez de 8 días; 3) Permiso de Turismo hasta por 30 días; 4) Permiso Fronterizo Industrial para propietarios, arrendatarios y comerciantes; 5) Cédula Pecuaria, para pastores, campesinos, productores y 6) Permiso para estudiantes.
Para Santos el objetivo siempre estuvo claro. Pagó el costo político del cierre de la frontera, atendiendo a los desplazados y “denunciando” a Venezuela en la OEA, pero los guerrilleros tanto de la FARC como del ELN se mantuvieron sentados en la mesa de negociación con el apoyo logístico de Venezuela. Para Maduro el objetivo no se cumplió, el contrabando no se detuvo, las trochas se multiplicaron, pagó el precio político con el deterioro de su imagen al mismo ritmo del descenso de la calidad de vida de los venezolanos habitantes de la frontera.
Este divorcio con hijos escribe un nuevo capítulo. La apertura es inminente y con ella la normalidad se recobrará lentamente. Los daños apenas comienzan a cuantificarse, mientras los “pacificados” edifican su vida de este lado del límite. Un año de frontera cerrada, ¿de verdad ya pagamos el costo?
María Teresa Belandria
@Matebe

martes, 1 de diciembre de 2015

De Casablanca 1943 a París 2015: Un enemigo común, una alianza indispensable

Publicado en www.runrun.es

BombardeoISIS
La Segunda Guerra Mundial, sigue dándonos lecciones. Europa, al inicio fue indiferente con el nazismo, se le veía como un movimiento nacional y socialista que buscaba enaltecer el decaído espíritu alemán después de la derrota de la Gran Guerra. Pocas voces se alzaron para advertir que detrás del discurso se planificaba el asesinato en masa y el exterminio. Quienes clamaron para detener el avance de Hitler fueron calificados de alarmistas. Gran Bretaña aún saboreando las mieles del triunfo de 1918,  enviaba a Chamberlain  a negociar con el Canciller del Tercer Reich y exhibía con orgullo una hoja firmada que aseguraba: la paz.  Churchill había sido desoído y la barbarie asoló Europa y el norte de África, mientras otro tanto ocurría en el pacífico cuando Japón declaraba la guerra a EE.UU. Todo lo demás es historia.
Hoy,  aparece un nuevo enemigo común: el estado islámico. Hace 5 años, cuando apenas daban indicios en Siria y el norte de Irak, fueron muchas las voces que al igual que con el nazismo desestimaron su fuerza, su capacidad y la crueldad de sus actos. Se les calificó como un grupo extremista más, y cuyo radio de acción se limitaría al Medio Oriente. No era problema de Europa ni del mundo, en todo caso, un asunto entre árabes. Craso error.
La Europa de fronteras abiertas, sin controles migratorios internos, abierta, multicultural, multiétnica e integrada, estaba concentrada en superar la crisis económica de 2008, y atendiendo las urgencias de sus socios en problemas como Grecia, España o Portugal. En tanto, el yihadismo jugando Call of Duty en línea y a través de imanes fundamentalistas en las mezquitas de las ciudades grandes y pequeñas iba cooptando jóvenes en el mundo entero.
El ofrecimiento: ser combatiente, refundar el Califato, tener una esposa virgen y, extender su particular interpretación del Islam hasta reconquistar los territorios perdidos en las Cruzadas y la Edad Media. La diferencia la hacen los medios de combate, el mensaje es el mismo desde hace 400 años, para ellos, somos infieles, somos tolerados hasta ser convertidos, pero nuestra fe y nuestra libertad desaparecen bajo la Sharia.
El avance de ISIS, su capacidad de destrucción, el aumento de su pie de fuerza y la barbaridad de los asesinatos, en nada se diferencian del avance del nazismo desde 1938. Sólo que ahora, lo vemos en tiempo real, a través de las redes sociales. Los yihadistas arrasaron con Mosul,  con pueblos cristianos y yazidies enteros, crucificando niños, decapitando civiles y soldados. Dinamitando el patrimonio de la humanidad como la ciudad de Palmira y quemando vivos a sus prisioneros de guerra. Este nuevo enemigo, nos encuentra como en 1939, en medio de la pugna por la hegemonía mundial y con los mismos  actores: La Unión Europea-OTAN y EE.UU por un lado y Rusia-China- África por otro.
Para el mundo occidental, la guerra tiene límites, existen reglas de enfrentamientos, hay  tratados, convenios y leyes que las fuerzas militares y los combatientes deben respetar. Se necesita autorización para el uso de la fuerza según lo manda la ONU y debe preservarse el fiel cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario. Esto, representa un enorme desafío para combatirlos. Pues mientras las fuerzas militares son sometidas al arbitrio de la opinión pública y vigiladas para que actúen dentro de la legalidad que nos hemos impuesto para limitar los horrores del conflicto, el enemigo carece de escrúpulos. Para el estado islámico nada de esto, ni importa, ni existe.
Sin embargo, la guerra, ya comenzó. Rusia decidió bombardear a ISIS en Siria para acabar con los yihadistas y aprovechar para eliminar a los rebeldes protegiendo a su aliado Bashar Al Assad, Estados Unidos también emplea drones y bombarderos contra las bases de ISIS, para acabar con los yihadistas, pero apoya a los rebeldes contra Al Assad, los mismos que Rusia desea eliminar. Además, rescata a rehenes del estado islámico y pone sus tropas en el terreno. Jordania, emplea su aviación militar contra ISIS comandada por el propio Rey para vengar la muerte de uno de sus soldados. Turquía, apoyada por la OTAN defiende sus fronteras y ataca objetivos de ISIS. Ahora Francia finalmente pronuncia la palabra prohibida: estamos en guerra y el pasado sábado bombardeo objetivos en tierra del estado islámico.
La nueva guerra, no tiene un frente, no hay una línea de abastecimiento a la cual destruir. Las bases yihadistas están descentralizadas, operan coordinada pero independientes como células durmientes que se activan cuando llega el momento.  El enemigo (salvo en los territorios de Siria y el norte de Irak) no viste uniforme, se encuentra camuflado entre la gente, camina a tu lado por las calles, no es un extranjero, ni tiene características que te permitan advertir un riesgo inminente, es como cualquiera de nosotros. Ese enemigo, que nació en Occidente carece de los valores que nos inspiran y se inmola explotando un tren en Atocha, detona una bomba en el metro de Londres, asesina caricaturistas que satirizan al islam, abre fuego en una calle de París, asesina espectadores en un teatro, asesina en las calles del Líbano, mata en una playa en Túnez, o en la meta de la Maratón de Boston.
Este enemigo, global demanda una nueva cumbre como la de Casablanca de 1943, así como aquella donde los adversarios urgidos por la amenaza común del nazismo, decidieron una estrategia combinada para acabar con Hitler, pero en esta nueva no valen excusas, es mandatorio que esta vez sí asista Rusia. Hoy, es indispensable una nueva alianza militar y política entre las potencias para enfrentar, combatir y derrotar al estado islámico.  Los esfuerzos individuales conllevan a cometer errores estratégicos y tácticos y  lejos de reducir al enemigo, le potencian.
Hace 70 años, se terminaba oficialmente la guerra. El saldo en vidas perdidas aún nos espanta. Las verjas oxidadas de los campos de concentración donde más de 6 millones de seres humanos, judíos, negros, homosexuales, gitanos, discapacitados, o sencillamente no arios, fueron torturados, exterminados y vejados son un recordatorio de Nunca Jamás. No seamos testigos silentes e indiferentes, ni complacientes con las causas. Por la memoria de las víctimas de ayer y de ahora no podemos tolerar ni callarnos frente a la muerte cuando éstas pretenden justificarse con razones de orden ideológico, político, religioso o étnico.
De Casablanca a Yalta y de Potsdam a París han transcurrido más de 70 años. Ojalá que no estemos en los albores de aquello que advirtió Churchill y que los Chamberlain que hoy abundan no exhiban impúdicamente un acuerdo de paz desdeñando la amenaza que a diario representa el estado islámico. La guerra está tiñendo de sangre las calles del mundo y miles buscan refugio. O nos unimos frente a este enemigo común, o nuestra civilización habrá sucumbido bajo la espada que decapitó al último de los prisioneros.

@matebe

viernes, 16 de octubre de 2015

La Guajira, también es nuestra




Publicado el 16 de octubre de 2015 en http://runrun.es/opinion/230189/la-guajira-tambien-es-nuestra-por-maria-teresa-belandria.html

Visité la Guajira el 9 de octubre de 2015, allí pude constatar la destrucción, el maltrato y la crisis humanitaria que si bien asola todo el país, allí muestra su peor cara.
Estos habitantes, originarios de la península Guajira y que jamás han reconocido límites pues sus tierras se extienden a lo largo y ancho de la frontera entre los dos países, históricamente han cruzado esos espacios. El pastoreo y cría de ovejos, chivos, ganado y la siembra,  así como las  artesanías han sido sus actividades desde tiempos remotos. Una sociedad matriarcal, donde la madre cuidaba de sus hijos, centrada en clanes, con leyes y costumbres que nadie había osado perturbar.  
Esto cambió dramáticamente cuando los municipios Machiques de Perijá, Rosario de Perijá, Jesús Enrique Lossada y Las Cañada de Urdaneta (Decreto 2.013) y los municipios Catatumbo, Jesús María Semprún y Colón del Zulia (Decreto 2.014) fueron colocados bajo estado de excepción en la Gaceta Oficial N° 40.746 de fecha 16 de septiembre de 2015 y la frontera entre Paraguachon y Maicao se cerró.
Para “enmendar” los horrores cometidos en el cierre de frontera con Táchira, que obligó al desplazamiento forzado de más de 20.000 colombianos, se fijó un régimen especial de tránsito a la etnia wayúu. Este régimen, ha significado para los wayúu todo lo contrario a lo que esperaban. Se traduce en la legalización de los abusos y el otorgamiento de una patente de corso para los funcionarios policiales y militares quienes, amparados en la excepción y estas normas sobrevenidas, lo interpretan arbitrariamente.
Se le exige a cada venezolano-wayúu, que presente en cada alcabala, su cédula de identidad, cédula indígena y constancia de residencia. Pues bien, aún mostrando todo ello, la autorización para ir a sus tierras depende del ánimo del funcionario de guardia. Peor aún, si un wayúu posee un vehículo de doble tracción, o nuevo, sencillamente no pasa el puesto de control del río el Limón. Allí tiene 3 opciones: devolverse a Maracaibo, dejar su automóvil o, permitir que le vacíen la mitad del tanque de combustible en pimpinas que luego son revendidas en la carretera por menores de edad, ante la mirada complaciente de quienes deberían impedir tal despropósito. Las autoridades suponen que todos son contrabandistas.
La aplicación del citado régimen de tránsito, incluye a los difuntos. Si un venezolano-wayúu fallece en Maracaibo para ser inhumado en las tierras de su clan, debe contar con un permiso otorgado en el puesto militar de La Barraca. La solicitud, debe acompañarse con: el número de deudos que asistirán (nombres, apellidos) y el número de vehículos que irán en el cortejo fúnebre. La autorización puede tardar días, o sencillamente no concederse. A ese ciudadano venezolano-wayúu se le niega el derecho de cumplir su tradición.
LaGuajiraMTB2

PHOTO: María Teresa Belandria

Describir el caos en la carretera es complejo, dos canales se transforman en cuatro porque hay 8 puntos de control. Un trayecto que toma normalmente 1 hora 30 minutos se vuelve impredecible. El tráfico avanza conforme los funcionarios policiales y militares agilicen la revisión de vehículos y personas. Una vía que carece de hombrillo o de sobre anchos donde realizar ese trabajo es sencillamente un desastre.
La carretera muestra un paisaje desolador, la basura supera con creces las plantas xerófilas típicas de la zona. Entre puesto y puesto de control de la Guardia Nacional, la Policía Nacional, Policía del estado Zulia o el Ejército, se observan niños que deberían estar en la escuela, y que se esconden embutidos en ropa, con la cara tapada por el sol inclemente para no ser reconocidos, ofrecen corriendo todos los riesgos inimaginables: gasolina. Pimpinas de 5 litros, “el punto” que tiene un precio variable. Cuanto más cerca estás del límite, más caro el combustible.  
Describir la desolación es difícil. Rostros tostados por el sol, gente deambulando por la calles esperando que lleguen las “bolsas” de comida que la gobernación ofrece pero que son insuficientes. Niños desnutridos, cuyo percentil no se corresponde con su edad, madres rumbo a Maracaibo abandonando a sus hijos para buscar algo de alimento, niños que fallecen de los cuales no hay registros. Ancianos solitarios y enfermos.
La frontera cerrada, ya hace mas de 1 mes, lejos de reducir o controlar los males que históricamente la aquejan como el contrabando, en narcotráfico, la migración ilegal, los agrava. Si bien el estado tiene la competencia para regular actividades en su territorio, una verdadera frontera se hace viva cuando hay libre intercambio de personas, bienes y servicios, cuando el ciudadano construye, produce y hace de ella no solo su sitio de residencia sino el espacio en el que nace la patria y desde allí la defiende.
El gobierno declara que está construyendo una nueva “frontera de paz”. La contradicción salta a la vista, ¿paz cuando se aumenta el pie de fuerza militar?; ¿paz cuando los venezolanos-wayúu son discriminados en su propia tierra?; ¿paz con toque de queda a las 8:00 p.m que no está contemplado en el estado de excepción pero que se aplica en la Guajira? Así como defendemos con convicción que el territorio Esequibo es nuestro, ha llegado la hora de que asumamos también que los venezolanos-wayúu deben ejercer plenamente sus derechos ancestrales con libertad y dignidad y que, la Guajira también es nuestra.

@matebe


martes, 6 de octubre de 2015

María Teresa Belandria: el dialogo militar con Colombia


Mi entrevista con María Alejandra Trujillo en RCR 750 AM




María Teresa Belandria: el dialogo militar con Colombia

jueves, 1 de octubre de 2015

Venezuela y Colombia, un divorcio con hijos




La relación entre Venezuela y Colombia históricamente ha oscilado entre el esplendor y la crisis; la hermandad y la desavenencia, el amor fraterno y la confrontación. Sin embargo, este nuevo incidente tiene características y consecuencias diferentes, tanto en la forma en que se ha conducido como en el trasfondo que la ha desatado.
En los eventos de los últimos 15 años, ninguno, a pesar de su gravedad fue objeto de tratamiento extraordinario, vale decir, de la declaratoria de un estado de excepción para atender el problema y encontrar una solución. Esto era posible, ya que los mecanismos de negociación y consulta: la Comisión Negociadora (CONEG), la Comisión Presidencial de Integración y Asuntos Fronterizos (COPIAF) y la Comisión Militar Binacional Fronteriza (COMBIFRON) sesionaban de manera permanente. Recordemos,   algunos de esos casos para ilustrar la especificidad de esta crisis.

En el año 2000 Hugo Chávez en la Asamblea Nacional declaró la neutralidad de Venezuela frente al conflicto colombiano. Esto se tradujo en tensiones con el ejecutivo de neogranadino y dio cuenta de la cercanía ideológica con la guerrilla de las FARC-EP y el ELN.  En 2002, luego de los eventos de abril y el asilo político concedido por Colombia a Pedro Carmona, comenzó el distanciamiento y el aumento de las agresiones verbales en ambos lados del límite, pero la frontera no se cerró, la pelea, se entendía estaba delimitada, entre Nariño y Miraflores.

En 2007, se produjo una distensión cuando Álvaro Uribe aceptó la mediación de Hugo Chávez para iniciar el proceso de liberación de los secuestrados por la FARC-EP, entre otros, Ingrid Betancourt, Clara Rojas, Consuelo Fernández, Luis Eladio Pérez y además los Presidentes de la CONEG en Hato Grande pactaron, con la anuencia de ambos mandatarios un pre-acuerdo de delimitación de las áreas marinas y submarinas, conocido como la hipótesis Gómez-Rondón. Esta iniciativa duro muy poco, se liberó a algunos de ellos, pero el gobierno de Colombia hubo de poner freno a la actuación del gobierno venezolano quien se atribuyó competencias excesivas sobre los mandos militares de esa nación. La frontera seguía abierta, se aumentaron los controles, pero al igual que en 2002, la discusión no trascendía a las poblaciones fronterizas. En tanto el intercambio comercial,  de bienes y servicios lejos de disminuir aumentaba consistentemente.

La neutralización de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano y la orden de Venezuela de movilizar 10 batallones a la frontera, la aparición de los AT-4 en manos de la FARC-EP, armamento adquirido por y para la fuerza armada venezolana y la firma del Acuerdo de Cooperación Militar entre Colombia y EE.UU encendieron el tono. Esos años 2008 y 2009 estuvieron marcados por la discordia, el insulto, la descalificación, la denuncia y la amenaza Sin embargo, la confrontación política se quedaba en los Presidentes. La frontera no se cerraba.

En 2010, Colombia denunció en la OEA la existencia de campamentos de la guerrilla en Venezuela, finalmente se produjo la ruptura de las relaciones diplomáticas.  Chávez peleó con Uribe, para volver con el recientemente elegido Juan Manuel Santos, ex ministro de Defensa, enemigo jurado del gobierno venezolano tanto por lo que sabía como por lo que había dicho. La frontera no se cerró. No se decretó estado de excepción. Solo se cerraron las embajadas.

Nicolás Maduro, Canciller de entonces fue enviado a la toma de posesión. Poco tiempo después en Santa Marta, los mandatarios estrecharon sus manos y quedó para la historia la frase del neogranadino “somos los nuevos mejores amigos”. Se sellaba así un pacto. Por una parte, Santos capitalizaba la influencia y amistad de Chávez con la guerrilla y los Castro para iniciar “oficialmente” las negociaciones de paz y por  el otro, Chávez engavetaba en expediente de los campamentos, las armas y el pre-acuerdo de delimitación. Una relación ganar-ganar.

Ese acuerdo de Santa Marta,  sigue vigente. Ha tenido momentos de tensión: la captura de Walid Makled y su deportación; el recibimiento del candidato presidencial Henrique Capriles; la obligada y forzada respuesta de la Cancillería colombiana a los insultos proferidos a sus ex mandatarios; en esencia el pacto de no agresión ha funcionado.  Este orden convenido, se rompe el 19 de agosto de 2015, cuando se decreta el estado de excepción y se ordena el cierre de la frontera. Se desata entonces la primera gran crisis que  afecta directamente a los colombo-venezolanos, a los habitantes de la frontera. Las cifras de la ONU revelan la magnitud de lo ocurrido, más de 1.800 deportados y más de 20.000 desplazados.

Las denuncias de violación de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario han sido documentadas y seguirán el curso que ordenan los tratados y convenios ante las instancias judiciales. Mandatorio es recordar que no prescriben. La frontera tiene a la fecha 42 días cerrada.
De nada le sirve a los habitantes de la frontera que regresen los embajadores a Caracas y Bogotá, si ellos, no pueden llevar a sus hijos al colegio sin tener que tomar 2 transportes o montarlos en una lancha que cruce el Arauca sin ser objeto de revisión por las fuerzas militares, o asistir a citas médicas para tratamientos de diálisis y quimioterapia. Los comerciantes cerrados por falta de insumos y de mano de obra en la zona industrial o en los sembradíos no recuperarán sus inversiones mientras la burocracia conviene la fecha de la próxima reunión. El modus vivendi se ha roto, los ciudadanos están llenos de miedo, frustración, rabia e incertidumbre mientras Nariño y Miraflores acordaron pasar la página.

Por último, y empleando palabras de Juan  Manuel Santos luego de la reunión de Quito, el gobierno de Venezuela “rompió las reglas del juego”. La interrogante que surge de tal afirmación es ¿Cuáles son las reglas? ¿Cuál es el juego?  ¿Dejar que la frontera muera de mengua? ¿O es que acaso la paz de Colombia es más importante que la defensa de los derechos de nuestros ciudadanos y de los propios colombianos?



Sabiamente advertía Leandro Area,  que no puede entenderse la crisis con Colombia, solo y únicamente en la frontera. La relación es binacional.  A ello le agrego, que esa relación es multidimensional, cooperativa, interdependiente, compleja y complicada, tanto como un divorcio con hijos. Ni podemos pelearnos infinitamente, ni arreglarnos definitivamente. Por el bien de los hijos de ambos lados del límite pedimos: Que se abra la frontera ya.

María Teresa Belandria