VENEZUELA: El Esequibo ya no es tuyo / El Universal / La gente de ExxonMobil está entusiasmada. Y con toda razón: en su primera perforación encontraron lo que andaban buscando. El 5 de marzo iniciaron labores en aguas "a 120 millas de Guyana" y el 20 de mayo anunciaron que sí, que allá abajo hay petróleo y que en los próximos meses podrán determinar con precisión el potencial de esa concesión bautizada "Bloque Stabroek".
Los guyaneses también tienen motivos para celebrar. Son socios en esa futura explotación (estiman un par de años para empezar a ver los frutos) en la que participan Esso Exploration and Production Guyana Ltd (filial de ExxonMobil con 45%), Hess Guyana Exploration Limited (30%) y CNOOC Nexen Petroleum Guyana Limited (25%).
El negocio es, claro, asunto de Estado: no por nada el ahora ex presidente guyanés, Donald Ramotar, visitó en abril el Deepwater Champion, el barco-plataforma de Exxon que opera en los 26.800 kilómetros cuadrados del área entregada. Y el nuevo presidente, David Granger, también hizo el viaje hasta la plataforma esta misma semana para celebrar el hallazgo y agradecer a la tripulación por ayudar a su país a sumarse a la lista de los productores de petróleo: "Me alegro de que hayamos abierto la puerta".
La información de la agencia oficial de Guyana señala que el Bloque Stabroek se ubica en aguas de ese país. Pero en realidad, el Stabroek prácticamente comparte el espacio marítimo de la zona en reclamación -es decir, el Esequibo- y del vecino con el cual sostiene la vieja disputa territorial: es decir, Venezuela.
Otro bloque en concesión, el Roraima Anadarko, está mucho más acá: casi en la frontera marítima entre Venezuela y Trinidad.
Aquí vamos
La precisión geográfica dispara interrogantes: ¿cómo es que Guyana asume y otorga derechos de explotación en una zona marítima en disputa y en otra que es claramente ajena? ¿Cómo llegó ese barco de Exxon hasta allí? ¿Qué ha dicho o hecho Venezuela al respecto? ¿De quién es ese petróleo? ¿Ya se resolvió la discusión sobre el Esequibo o qué?
Guyana informó en 2010 que había entregado tres bloques en concesión y entre quienes se interesan por el tema del Esequibo hubo alarma: "Vimos que las que están hacia el Oeste del río Esequibo, una está dentro de aguas de la zona en reclamación y la otra en aguas que son la salida natural de Venezuela hacia el Atlántico", explica la profesora universitaria y experta en el tema, María Teresa Belandria.
Después Guyana intentó dar un paso importante: solicitó una extensión de su plataforma continental ante la Comisión de Límites de Plataforma Continental de las Naciones Unidas.
"Ese es el primer acto jurídicamente hostil en contra de Venezuela, porque los demás eran actos económicos o declaraciones de cancilleres diciendo que no había nada que delimitar", explica Belandría: "Pero esa solicitud es un acto jurídico mediante el cual Guyana le dice a la ONU que pretende extender su plataforma continental y le dice también que sobre la zona en la que se quieren extender no hay disputa alguna".
El Gobierno venezolano reaccionó y pidió a la ONU que no se le concediera tal cosa a Guyana: "En el derecho del mar hay varias mediciones: el mar territorial, la zona contigua, la zona económica exclusiva y la plataforma continental, que es la parte del territorio que se introduce en el mar. La plataforma continental extendida le permitiría a Guyana hacer una exploración y explotación de petróleo muchísimo más amplia. No habría problema si la extienden hacia el Noreste, porque esas son aguas de su jurisdicción. Pero la quieren hacer hacia el Noroeste, con lo cual cierran completamente la salida de Venezuela al Atlántico e incluso, la línea exterior de la plataforma extendida llegaría a violar el tratado de límites entre Venezuela y Trinidad. Es un asunto bastante serio".
"Guyana ha reactivado su solicitud a la ONU de ampliar la plataforma continental de 200 a 350 millas, incluyendo no sólo la fachada atlántica que proyecta la zona en reclamación del Esequibo, sino la del estado venezolano Delta Amacuro, cercenándonos, potencialmente, centenares de miles de kilómetros cuadrados de áreas marinas y submarinas, ricas en hidrocarburos y pesca, privando además a Venezuela de su salida libre al Atlántico", complementa la explicación el embajador Sadio Garavini di Turno.
Que la pretensión se congelara en la ONU no impidió a Guyana seguir adelante. En 2013 la armada venezolana "enganchó" al Teknik Perdana, un buque de exploración que entró en aguas de la zona económica del país. Pero en noviembre de 2014 el barco Prospector ingresó en el área venezolana "autorizado" por Guyana para realizar exploraciones sísmicas y la Armada Bolivariana -tal como se explica en una carta de María Corina Machado dirigida al Almirante Jairo Avendaño Quintero- no hizo nada al respecto. En esa carta Machado asegura que la orden de no actuar provino del Ejecutivo.
Después de la incursión del Prospector hubo más: "El 22 de diciembre pasado la canciller Carolyn Rodrigues-Birkett, declaró que Guyana se cansó del mecanismo de los buenos oficios y que nos van a llevar a la Corte Internacional de Justicia", recuerda Belandria. Y en marzo de este año se instaló en el lugar el barco plataforma Deepwater Champion que, como ya sabemos, encontró el petróleo que Guyana celebra.
Mirar a otro lado
¿Y qué se hizo desde aquí? Belandria lo explica: "El Gobierno venezolano no protesto ni dijo nada, sino que se dirigió a la Exxon. Pero la controversia es entre dos Estados, no entre Venezuela y una compañía petrolera que está haciendo exploración autorizada por otro. El Ejecutivo debería elevar su protesta ante la República Cooperativa de Guyana y no ante una empresa que actúa autorizada por Guyana".
La posición del presidente del Parlatino, Ángel Rodríguez, concentra la esencia de la posición oficialista sobre el tema: ExxonMobil tiene una estrategia para sabotear las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos que consiste en "provocar" una reacción armada por parte del presidente Nicolás Maduro que empujaría a una guerra con intervención estadounidense.
El análisis del diputado, sin embargo, deja por fuera un elemento: Guyana negoció con Exxon y le autorizó a instalarse en esas aguas.
Mientras no se logre un arreglo sobre el territorio en disputa -según explica Garavini, el Acuerdo de Ginebra (1966) dejó en manos de Guyana la administración de la zona, pero al mismo tiempo: "Basándose en el artículo V del Acuerdo, todos los gobiernos venezolanos desde 1966, se habían opuesto a que Guyana otorgara unilateralmente concesiones y contratos en la zona en reclamación".
En marzo y abril del año 2000 el propio Hugo Chávez se opuso a la intención de Guyana de otorgar una concesión a la empresa Beal Aerospace para construir una plataforma de lanzamiento de satélites en el Esequibo. Pero luego todo cambió: "En marzo del 2004 el Presidente Chávez declaró que Venezuela no se oponía a que Guyana otorgara concesiones y contratos a multinacionales en el Esequibo, si esto favorecía el desarrollo de la región", apuntó Garavini: "Con lo cual acabó con casi 40 años de diplomacia venezolana y entregó unilateralmente y, a cambio de nada, una de nuestras pocas armas de negociación. Desde entonces, Guyana tiene una poderosa razón más para no negociar".
"Guyana no frena en sus apetencias territoriales ante el silencio", señala: "La única acción formal, jurídica, de la cancillería fue la de 2011. Todo lo demás ha sido notas de prensa, no notas de protesta. Y en el derecho internacional se construye un expediente jurídico por la vía de las notas de protesta".
¿Qué explica esta actitud? El diputado y director del Centro Popular de Formación Ciudadana, Cipriano Heredia, propone una aproximación: "Pareciera ser que la razón de todo esto está en un consejo recibido de Cuba, que siempre ha sido aliado de Guyana, y además en un deseo de hacerse con el respaldo de la comunidad del Caribe. Hoy nuestra posición es muy comprometida: Guyana tiene toda la intención de hacer valer sus aspiraciones por la vía de los hechos y nosotros estamos retrocediendo".
Heredia hace un señalamiento concreto: "La posición del Gobierno de Venezuela frente a este asunto es entreguista y configura el delito de traición a la patria. El Gobierno se hace el loco ante lo que viene haciendo Guyana".
Con Información de El Universal
Los guyaneses también tienen motivos para celebrar. Son socios en esa futura explotación (estiman un par de años para empezar a ver los frutos) en la que participan Esso Exploration and Production Guyana Ltd (filial de ExxonMobil con 45%), Hess Guyana Exploration Limited (30%) y CNOOC Nexen Petroleum Guyana Limited (25%).
El negocio es, claro, asunto de Estado: no por nada el ahora ex presidente guyanés, Donald Ramotar, visitó en abril el Deepwater Champion, el barco-plataforma de Exxon que opera en los 26.800 kilómetros cuadrados del área entregada. Y el nuevo presidente, David Granger, también hizo el viaje hasta la plataforma esta misma semana para celebrar el hallazgo y agradecer a la tripulación por ayudar a su país a sumarse a la lista de los productores de petróleo: "Me alegro de que hayamos abierto la puerta".
La información de la agencia oficial de Guyana señala que el Bloque Stabroek se ubica en aguas de ese país. Pero en realidad, el Stabroek prácticamente comparte el espacio marítimo de la zona en reclamación -es decir, el Esequibo- y del vecino con el cual sostiene la vieja disputa territorial: es decir, Venezuela.
Otro bloque en concesión, el Roraima Anadarko, está mucho más acá: casi en la frontera marítima entre Venezuela y Trinidad.
Aquí vamos
La precisión geográfica dispara interrogantes: ¿cómo es que Guyana asume y otorga derechos de explotación en una zona marítima en disputa y en otra que es claramente ajena? ¿Cómo llegó ese barco de Exxon hasta allí? ¿Qué ha dicho o hecho Venezuela al respecto? ¿De quién es ese petróleo? ¿Ya se resolvió la discusión sobre el Esequibo o qué?
Guyana informó en 2010 que había entregado tres bloques en concesión y entre quienes se interesan por el tema del Esequibo hubo alarma: "Vimos que las que están hacia el Oeste del río Esequibo, una está dentro de aguas de la zona en reclamación y la otra en aguas que son la salida natural de Venezuela hacia el Atlántico", explica la profesora universitaria y experta en el tema, María Teresa Belandria.
Después Guyana intentó dar un paso importante: solicitó una extensión de su plataforma continental ante la Comisión de Límites de Plataforma Continental de las Naciones Unidas.
"Ese es el primer acto jurídicamente hostil en contra de Venezuela, porque los demás eran actos económicos o declaraciones de cancilleres diciendo que no había nada que delimitar", explica Belandría: "Pero esa solicitud es un acto jurídico mediante el cual Guyana le dice a la ONU que pretende extender su plataforma continental y le dice también que sobre la zona en la que se quieren extender no hay disputa alguna".
El Gobierno venezolano reaccionó y pidió a la ONU que no se le concediera tal cosa a Guyana: "En el derecho del mar hay varias mediciones: el mar territorial, la zona contigua, la zona económica exclusiva y la plataforma continental, que es la parte del territorio que se introduce en el mar. La plataforma continental extendida le permitiría a Guyana hacer una exploración y explotación de petróleo muchísimo más amplia. No habría problema si la extienden hacia el Noreste, porque esas son aguas de su jurisdicción. Pero la quieren hacer hacia el Noroeste, con lo cual cierran completamente la salida de Venezuela al Atlántico e incluso, la línea exterior de la plataforma extendida llegaría a violar el tratado de límites entre Venezuela y Trinidad. Es un asunto bastante serio".
"Guyana ha reactivado su solicitud a la ONU de ampliar la plataforma continental de 200 a 350 millas, incluyendo no sólo la fachada atlántica que proyecta la zona en reclamación del Esequibo, sino la del estado venezolano Delta Amacuro, cercenándonos, potencialmente, centenares de miles de kilómetros cuadrados de áreas marinas y submarinas, ricas en hidrocarburos y pesca, privando además a Venezuela de su salida libre al Atlántico", complementa la explicación el embajador Sadio Garavini di Turno.
Que la pretensión se congelara en la ONU no impidió a Guyana seguir adelante. En 2013 la armada venezolana "enganchó" al Teknik Perdana, un buque de exploración que entró en aguas de la zona económica del país. Pero en noviembre de 2014 el barco Prospector ingresó en el área venezolana "autorizado" por Guyana para realizar exploraciones sísmicas y la Armada Bolivariana -tal como se explica en una carta de María Corina Machado dirigida al Almirante Jairo Avendaño Quintero- no hizo nada al respecto. En esa carta Machado asegura que la orden de no actuar provino del Ejecutivo.
Después de la incursión del Prospector hubo más: "El 22 de diciembre pasado la canciller Carolyn Rodrigues-Birkett, declaró que Guyana se cansó del mecanismo de los buenos oficios y que nos van a llevar a la Corte Internacional de Justicia", recuerda Belandria. Y en marzo de este año se instaló en el lugar el barco plataforma Deepwater Champion que, como ya sabemos, encontró el petróleo que Guyana celebra.
Mirar a otro lado
¿Y qué se hizo desde aquí? Belandria lo explica: "El Gobierno venezolano no protesto ni dijo nada, sino que se dirigió a la Exxon. Pero la controversia es entre dos Estados, no entre Venezuela y una compañía petrolera que está haciendo exploración autorizada por otro. El Ejecutivo debería elevar su protesta ante la República Cooperativa de Guyana y no ante una empresa que actúa autorizada por Guyana".
La posición del presidente del Parlatino, Ángel Rodríguez, concentra la esencia de la posición oficialista sobre el tema: ExxonMobil tiene una estrategia para sabotear las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos que consiste en "provocar" una reacción armada por parte del presidente Nicolás Maduro que empujaría a una guerra con intervención estadounidense.
El análisis del diputado, sin embargo, deja por fuera un elemento: Guyana negoció con Exxon y le autorizó a instalarse en esas aguas.
Mientras no se logre un arreglo sobre el territorio en disputa -según explica Garavini, el Acuerdo de Ginebra (1966) dejó en manos de Guyana la administración de la zona, pero al mismo tiempo: "Basándose en el artículo V del Acuerdo, todos los gobiernos venezolanos desde 1966, se habían opuesto a que Guyana otorgara unilateralmente concesiones y contratos en la zona en reclamación".
En marzo y abril del año 2000 el propio Hugo Chávez se opuso a la intención de Guyana de otorgar una concesión a la empresa Beal Aerospace para construir una plataforma de lanzamiento de satélites en el Esequibo. Pero luego todo cambió: "En marzo del 2004 el Presidente Chávez declaró que Venezuela no se oponía a que Guyana otorgara concesiones y contratos a multinacionales en el Esequibo, si esto favorecía el desarrollo de la región", apuntó Garavini: "Con lo cual acabó con casi 40 años de diplomacia venezolana y entregó unilateralmente y, a cambio de nada, una de nuestras pocas armas de negociación. Desde entonces, Guyana tiene una poderosa razón más para no negociar".
"Guyana no frena en sus apetencias territoriales ante el silencio", señala: "La única acción formal, jurídica, de la cancillería fue la de 2011. Todo lo demás ha sido notas de prensa, no notas de protesta. Y en el derecho internacional se construye un expediente jurídico por la vía de las notas de protesta".
¿Qué explica esta actitud? El diputado y director del Centro Popular de Formación Ciudadana, Cipriano Heredia, propone una aproximación: "Pareciera ser que la razón de todo esto está en un consejo recibido de Cuba, que siempre ha sido aliado de Guyana, y además en un deseo de hacerse con el respaldo de la comunidad del Caribe. Hoy nuestra posición es muy comprometida: Guyana tiene toda la intención de hacer valer sus aspiraciones por la vía de los hechos y nosotros estamos retrocediendo".
Heredia hace un señalamiento concreto: "La posición del Gobierno de Venezuela frente a este asunto es entreguista y configura el delito de traición a la patria. El Gobierno se hace el loco ante lo que viene haciendo Guyana".
Con Información de El Universal