En las contradicciones de la política exterior venezolana los organismos internacionales a lo largo de estos 10 años han sido objeto de agravios, desagravios, alturas y descensos, rogatorias y condenas, adulaciones y desprecios, vale decir, corren la suerte del estado de animo imperante.
La ONU es el foro por excelencia para el verbo encendido cargado de azufre, pero incomoda si advierte sobre las deficiencias democráticas y deben rendirse cuentas ante el nuevo Consejo de Derechos Humanos.
La OEA el 11 de septiembre de 2001 afirma en la Carta Interamericana la senda democrática que todos debemos transitar y su primera parada es el 11 de abril de 2002, viva la OEA.
Ahora no es tan heroica, se ha vuelto demasiado exigente, demasiado democrática y la otrora impoluta Corte Interamericana que sirvió para condenar el horror de El Amparo y del 27 de Febrero de 1989, misteriosamente se ha vuelto contrarevolucionaria.
Otros organismos internacionales también han sido objeto de cuestionamientos Interpol por ejemplo, no sirve para certificar documentos, pero es bien eficiente para dar con el paradero de los enemigos. El tiempo de la política interna es finito, sujeto a plazos, lapsos, recursos, períodos constitucionales, el de la política internacional, es infinito.
Si alguien lo duda, preguntenle a Iván (John) Demjanjuk, de 89 años quien vivió en el anonimato como mecánico en Cleveland, pero cargando en su conciencia el peso de haber colaborado en la muerte de 29.000 personas en un campo de concentación. Hoy rinde cuentas ante la justicia de los hombres, 64 años despues. Sirven, seguro, sólo resta tener paciencia
La ONU es el foro por excelencia para el verbo encendido cargado de azufre, pero incomoda si advierte sobre las deficiencias democráticas y deben rendirse cuentas ante el nuevo Consejo de Derechos Humanos.
La OEA el 11 de septiembre de 2001 afirma en la Carta Interamericana la senda democrática que todos debemos transitar y su primera parada es el 11 de abril de 2002, viva la OEA.
Ahora no es tan heroica, se ha vuelto demasiado exigente, demasiado democrática y la otrora impoluta Corte Interamericana que sirvió para condenar el horror de El Amparo y del 27 de Febrero de 1989, misteriosamente se ha vuelto contrarevolucionaria.
Otros organismos internacionales también han sido objeto de cuestionamientos Interpol por ejemplo, no sirve para certificar documentos, pero es bien eficiente para dar con el paradero de los enemigos. El tiempo de la política interna es finito, sujeto a plazos, lapsos, recursos, períodos constitucionales, el de la política internacional, es infinito.
Si alguien lo duda, preguntenle a Iván (John) Demjanjuk, de 89 años quien vivió en el anonimato como mecánico en Cleveland, pero cargando en su conciencia el peso de haber colaborado en la muerte de 29.000 personas en un campo de concentación. Hoy rinde cuentas ante la justicia de los hombres, 64 años despues. Sirven, seguro, sólo resta tener paciencia