viernes, 9 de noviembre de 2012

Venezuela y Argentina: Lecciones aprendidas

Publicado en www.runrun.es
Es inevitable comparar los procesos políticos y económicos que operan desde hace algún tiempo entre ambos países, sin embargo, vale la pena considerar en el análisis que no son procesos paralelos con elementos comunes: líderes carismáticos, elegidos democráticamente y con altos índices de popularidad, sino la extensión de un proceso continental, el Socialismo del Siglo XXI que liderado por Hugo Chávez se extiende en América Latina y que ha cooptado entre otros a Ecuador, Bolivia, Uruguay, Paraguay y Argentina. Existen diferencias en la velocidad de implantación de los cambios y en el soporte que cada mandatario ha usado. La primera viene dada por los recursos, en Venezuela el alza constante de los precios del petróleo, le ha permitido al gobierno crear las misiones desde 2004 (Robinson, Ribas, Barrio Adentro, Adulto Mayor, Madres del Barrios y Vivienda) y con ellas mantener un público cautivo en los sectores D y E que representan el 75% de la población venezolana. Igualmente, el empleo de la Fuerza Armada Nacional como brazo armado del partido y el fomento de relaciones diplomáticas con países tradicionalmente hostiles a occidente y especialmente a los Estados Unidos, como Irán. Los recursos inagotables coadyuvaron a la creación de instituciones de “integración” distintas a las que operaban dentro de la región. Venezuela se retiro de la Comunidad Andina y del Grupo de los Tres (Colombia-México-Venezuela), a la par creó la ALBA que inicialmente fue concebida como alternativa a los tratados de Libre Comercio con EE.UU y luego se transformo en alianza, impregnándola de un fuerte carácter ideológico más que comercial. Asimismo, Petrocaribe se amplió para dar mayor cobertura y subsidio a los países de la región. Argentina, cuyos recursos provienen no de una sola fuente de divisas pues su oferta exportable la compone una cesta de productos carece libertad para disponer de ellos con el margen que opera en Venezuela, igualmente, no tiene soporte en las fuerzas armadas pues su propia historia reciente excluye tal posibilidad. De igual manera, ha permanecido distante de relaciones que puedan provocar disgusto a la enorme comunidad judía residente en Argentina. Así, la Presidenta protestó enérgicamente la visita del Ministro de la Defensa iraní a Bolivia con motivo de la inauguración de la Escuela de Defensa de la ALBA. Las relaciones entre ambas naciones son sólidas y descansan en más de 200 acuerdos, convenios, tratados, memoranda, cartas de intención y contratos que abarcan desde la construcción de barcos hasta el intercambio de alimentos, cubriendo rubros industriales, agroindustriales, energéticos, de defensa, de comunicaciones y otras. El intercambio comercial ha crecido en forma sostenida y se fortaleció desde 2004. Así, entre 2004 y 2009 aumentaron en 1.114% y cuya balanza comercial favorece a Argentina. Un punto de inflexión y que se evidencia en el crecimiento del intercambio ocurre en 2010, cuando el gobierno venezolano rompe relaciones diplomáticas con Colombia. La Presidenta argentina aprovechó el momento para fortalecer la posición de su nación como proveedor confiable. Son relaciones Cooperativas ganar-ganar, pues han permitido un aumento de la oferta exportable de Argentina y satisfacen la demanda de bienes y servicios del gobierno venezolano que posee los recursos para adquirirlos. Una de sus principales características es la opacidad y poca transparencia en el manejo de las mismas, pues siendo un comercio administrado por Venezuela, la discrecionalidad en su manejo da cuenta de la enorme corrupción que gravita en torno a los negocios. Los embajadores actuales son fichas leales a ambos mandatarios y mantendrán el intercambio en el nivel que les sea ordenado, aun y cuando ello implique el incumplimiento de normas, leyes y mecanismos de fiscalización. ¿Cómo pueden beneficiarse las empresas argentinas de este orden político? Aumentando su oferta exportable a Venezuela. Fortaleciendo los mecanismos de MERCOSUR y jugando en las resoluciones y decisiones a privilegiar el comercio con Venezuela. A través de Venezuela-ALBA abrir negocios con Ecuador que permitan incrementar las exportaciones vía Foro del Arco del Pacifico Latinoamérica (México-Centroamérica-Chile) y con Colombia vía Venezuela para incrementar relaciones con Asia-Pacifico a través del Acuerdo del Pacifico (Chile-Perú-Colombia-México) cuya dinámica permite incrementar el volumen de negocios a través de mecanismos flexibles, agiles y expeditos. ¿Cuál es el panorama de las relaciones bilaterales en el nuevo mandato presidencial de Hugo Chávez? No cabe duda que las ya estrechas relaciones entre los mandatarios se consolidarán y profundizarán. Argentina será el soporte de Venezuela en MERCOSUR cuando comience el proceso de reformas y cambios a su normativa impulsados desde Caracas, igualmente, hará caso omiso de la salida de Venezuela de la CIDH, así esto implique desconocer el entramado que en materia de derechos humanos posee el grupo subregional. La incondicionalidad del gobierno argentino se basa entre otros criterios en la necesidad de obtener recursos que les permitan paliar el déficit, seguir exportándole al gobierno de Venezuela y buscando una nueva emisión conjunta de bonos para oxigenar las finanzas. De igual manera, necesita la Presidenta sortear los obstáculos que supone la reforma constitucional para materializar su deseo a reelegirse y ello pasa por una mejora de la economía a la que Chávez puede contribuir. El eje Caracas-Buenos Aires corre paralelo al resto de las opciones de negocios de la región, la multiplicidad de acuerdos sobrepasa por mucho a las conversaciones formales de MERCOSUR y la ALBA. De allí que el destino de ambos gobiernos esté indisolublemente ligado a la permanencia en el ejercicio del cargo de sus mandatarios. En Venezuela, la gran interrogante es el verdadero estado de salud del presidente, la oscuridad con que se ha manejado su diagnóstico contrasta con la transparencia de Cristina el pasado año y con sus homólogos, Santos, Lula, Lugo y más recientemente Marcelino Garzón VP de Colombia. La lucha por la sucesión no se filtra a la superficie del espectro político venezolano, pero se sabe de las batallas entre delfines y cuanto más cerca se esté del caudillo mayores probabilidades de heredar su legado tendrá quien sea ungido. De allí que el nombramiento de Nicolás Maduro como VP y encargado de la Cancillería supone, una transición sin sobresaltos para Argentina que ha afianzado los lazos entre PDVSA y YPF, asegurándose su tajada de la faja del Orinoco, en los negocios del gas entre otros. Argentina, por su propia dinámica comercial e industrial, debe mantener andando la economía exportadora fuente diversificada de divisas, para ello Venezuela se muestra irremplazable como destino privilegiado, así los barcos tengan que esperar 20 días en puerto para descargar las mercancías, el sobreprecio y la subfacturación dejan márgenes tan elevados, que el desperdicio en días se compensa. En este panorama, se prevé un aumento de la dependencia de una nación con la otra, de un reforzamiento de los compromisos políticos, especialmente en la horas difíciles que le vienen a Argentina con la entrada en vigencia de la Ley de Medios en diciembre y la anunciada pelea con el poderoso grupo El Clarín, si la presidenta es una alumna aventajada de Chávez, como creemos lo es, rehuirá el combate frontal y actuara a través de los mecanismos legales y tributarios para alcanzar su objetivo. A los cacerolazos opondrá las cadenas, a la protesta de calle confrontará con sus huestes y al reclamo social inaugurará las misiones. Visto lo anterior, resta mirar los 14 años de gobierno chavista y entender que su éxito (al menos electoral) está cimentado en una mezcla poderosa de recursos abundantes y escrúpulos escasos, discurso social y socialista que le ha ganado fuertes bases en las clases D y E cuyo compromiso se asemeja a los dogmas de fe y, elecciones, muchas elecciones pero menos democracia. Si Argentina decide transitar la misma ruta trazada por Venezuela, este es el momento de oponerse con fuerza a esas pretensiones, no permitir que siga avanzando el modelo usando los pesos y contrapesos de la menguada institucionalidad es mandatorio antes que sean barridos por la mano del ejecutivo. ¿Lecciones aprendidas? Ojalá. Sin embargo, la historia nos demuestra que los pueblos tropiezan varias veces con los mismos escollos y sólo cuando tienen frente a si el abismo de la perdida de la libertad, reaccionan. En Venezuela, llevamos 14 años sin doblegarnos, sin rendirnos, luchando es desiguales condiciones. En Argentina es el momento de unirse, de aglutinar voluntades y de hacer frente común a la causa de la nación. María Teresa Belandria

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